» Puebla » Entrepanes
2012-09-21 04:00:00
Tengo que cambiar mis amaneceres. Despierto llena de energía para dar los buenos días, y me topo con una lucha que parece interminable e inútil.
Despierto llena de vida y gratitud por el respiro incontenible y me lleno de tristeza desde el primer momento que doy cuenta al mundo que sigo viva.
Desalentada por la época que me tocó vivir. Viva por mi esperanza que declina como va saliendo el sol. Y lloro lágrimas que salen desde el centro mismo de mi vida y no pueden ser ya contenidas por tanta desilusión.
Y me confundo por vivir en la contradicción de agradecer a la vida mis amaneceres y anocheceres que le siguen, pero condenando al mundo y a la humanidad, por el punto en donde estamos caminando dando vueltas, aunque parezcamos detenidos por nuestras propias trampas.
Sollozo al darme cuenta que esta soledad es más por mis convicciones que por ausencias. Por las utopías que adquirí desde niña y adolescente que por falta de con quién compartirlas.
Intento buscarle sentido a este sin sentido, no de mis convicciones sino del difícil momento en que salen a flote para ser asumidas y gritadas. Retomo lo que enseñó Viktor Frankl, y es difícil encontrar el cómo, aunque hay un para qué, aunque todo sea más fácil, inmensamente más fácil que lo que a él le tocó vivir.
Porque al abrir la puerta da miedo salir. No sólo por la violencia que nos inunda, sino por la abulia de la gente y la incomprensión de los que mandan. Porque la tibieza de la gente pasa por su propio sufrir y pretender que no lo sienten. Pero al mirar sus ojos, y a pesar de su negación, se percibe su dolor y me identifico con lo que ellos niegan y yo confirmo.
Lo siento más yo que no padezco por fuera sino por dentro. Porque el dolor de dentro duele más, porque mis sueños son muchos y son buenos. Y con un sueño que recuerdo salgo a dar mi propia batalla. La mejor de mi vida en ese día. Porque no es suficiente que vivías al día, el momento. Porque le sigue otro que te señala lo que no hiciste atrás. En el momento que pasó no hace un momento, sino hace dos y tres y 10 y 100. Años atrás… el tiempo y el espacio te embarran tus propias carencias en acciones y actitudes. Y las de la sociedad en que te tocó nacer. Y la de los otros que hacen tu pasado y comparten tu presente.
Por la omisión que se ha hecho cultura… y porque mucho ríen como si de un chiste se tratara… Y porque así no vale la pena que salga el sol… Tengo que cambiar mis amaneceres…
Share |
Tweet
|