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El eslabón roto a través de la lente de Tomy Rubín

Por: Alejandra Fonseca

2012-06-22 04:00:00

 

Hay vena. Genes. Conozco a la familia desde hace años. Éramos vecinos. Doña Ofelia siempre ha sido una personaja. Ahora somos grandes e incansables amigas. Cuando jugaba yo en su casa con sus hijas, no faltaba escuchar el piano, duro y dale, duro y dale. Y su canto, no cesaba. De ahí surgió Amparo, después Erick y ahora mi querido Tomy Rubín, hijo de Coral. De ese ambiente, de esa madre y abuela, de su amor y constancia por el arte (ahora pinta doña Ofi), de ese don que tienen y han sabido transmitir a sus descendientes, brota Tomy.

Pero Tomy toca la vida de una manera distinta: Eterniza momentos. Sale de cacería en la selva de asfalto en la ciudad de Puebla, con el arma más poderosa que hay en una sociedad: una cámara fotográfica: “son momentos que suceden. Es una interpretación personal donde tu intuición decide si dices algo de verdad. La fotografía no es tanto como la cámara que es mi arma para la lucha social. Con el tiempo, me he dado cuenta que una cámara  intimida más...”

Inició su trabajo con la lente en una universidad para realizar un fotodocumental. Visitó varios municipios y se dio cuenta que en el momento que entraba con una cámara, las personas se inquietan, algo no les gustaba. “La gente se intimida, se molesta. Con la cámara se sienten invadidos. Tomo las fotos de lejos sin que se den cuenta. Ya para cuando lo notan, me levantan el dedo.

“Las primeras fotos que quise tomar, pedía permiso. Pero las personas se daban la vuelta y se echaban a correr. Ahí me di cuenta que tiene que ser espontaneo y discreto. Ese es el gran reto. Que no se den cuenta. Pero me tenía que acerar mucho, quería capturar sus expresiones, su angustia, su desesperanza, su inquietud, su indiferencia y también el entorno.

“Lo que más me impresiona son los niños que crecen en la calle. A los padres se les ve una jeta de desesperanza y unos niños que hasta disfrutan. Otros, se enojan.

Su exposición Luz en rojo se presentó en el CCU. De 110 fotografías tuvo que elegir 11. Se tardo casi dos años en trabajar en esa serie con un motivo, un tema, y se dedicó a él: “La titulé así porque tomo las fotos mientras está la luz roja. Es retratar un estilo de vida debajo del semáforo”.

Comenta con profunda sensibilidad: “la foto que más me enseñó es la de un niño que limpió el cofre, se dio la vuelta para que mi novia, que iba manejando el auto, le diera dinero. Le saque la foto más de cerca. Y que me saca el dedo, que se enoja y que se va. Entonces se puso el semáforo en verde y nos arrancamos. Él tomó una piedra y la iba a aventar, hizo como que la aventaba, y se quedó encabronado”. Añade con penetrante emoción: “su expresión de encabronamiento es el reflejo de la sociedad que nos señala que ahí hay un eslabón que está roto en el sistema”.

Con playera de #YoSoy132, dice: “es mi oportunidad para alzar la voz. Me manifesté”.

Y Tomy logra tendernos el puente hacia el eslabón roto…

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