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¿Soy cobarde?

Por: Alejandra Fonseca

2012-08-03 04:00:00

Me lo he preguntado. Ahora. Nunca antes. Por el contrario, siempre me consideré una mujer valiente para hablar, para actuar, para pensar. Para pelear y luchar por lo que quiero. Y lo sigo siendo. Pero ahora me lo cuestioné al ver el arrojo de los #Yosoy132 y de otras tantas organizaciones sociales con quienes luchamos por la democracia de nuestro país. 

Siempre he sido valiente. Desde niña y a la fecha. Enfrenté todo lo que vino. Con mi familia, en la escuela, en la preparatoria, en las universidades donde estuve, y estoy. En los trabajos que he tenido. He defendido mis convicciones y he realizado lo pertinente. Valiente he sido. Soy. Pero ahora, ¿por qué me pregunto si soy cobarde?

También he sido una inconforme. Profunda. Constante. Intensa. Inquebrantable. Lo confieso, aunque no sea necesario. Quien me conoce, lo sabe. Desde pequeña siempre respiré el halo que las cosas podían ser mejor. Que podía hacer algo al respecto. Lo he intentado cada día, cada proyecto, cada instante. En mi vida personal, familiar, social y profesional. Esgrimiendo argumentos, razones. Haciendo caso a mi intuición.

Eso me trajo enemistades, rechazos, señalamientos, críticas, en fin. Muchos sabemos lo que es pensar, actuar, decir y ser diferente. Somos muchos quienes nos hemos encontrado en este ser diferente, por alguna razón.

Ahora sucede que me pregunto si soy cobarde. Me sucede porque miro hacia atrás y veo que todo cambia. Lo único que poseo es lo que tengo hoy. Y no me satisface. Me pongo a pensar que pude haber hecho más. Que pude haberme arriesgado más. Que pude haber estado, en ese momento, en una situación diferente para luchar hoy desde una mejor trinchera dadas las condiciones del país.

Ayer le pregunté a un amigo: “¿Crees que la cagué cuando en su momento me ofrecieron candidaturas políticas y dije ‘¡no!’?”  Fresco como es, me dijo: “¡Sí, sí la cagaste! Debiste haber aceptado, y ya dentro, decir y hacer lo que creías necesario. Ahora pudieras haber estado en otra mejor posición para esta lucha”.

¿Soy cobarde?, me pregunto. ¿Debí haber hecho eso? ¿Entrar por la puerta falsa para después yo misma reprocharme lo que había hecho y que mi historia personal señalara que son “utilitaria”? ¿Soy cobarde por no ser práctica? ¿Por no usar las “oportunidades”? ¿Fueron oportunidades o trampas? ¿Si hubiera tomado esas “oportunidades” sería yo la que soy, o sería yo otra, como muchas que veo y se quedaron en el camino de las convicciones o nunca las tuvieron?”

No soy cobarde. Nunca lo he sido. Debo aceptar que las decisiones que tomé, pensadas con sensatez en su momento, fueron las mejores. Tengo que aprender a vivir con ellas a pesar que hoy dude haberme equivocado. No puedo juzgarme hoy, con las posibilidades que se me presentaron ayer y que dejé pasar, consciente, decidida, convencida. No, no puedo. No soy cobarde. Desde donde estoy, como estoy y como soy, daré mi mejor pelea.

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