2012-08-31 04:00:00
Una separación es un drama de personajes antes
que de situaciones, en las que estas juegan el
papel de detonantes, pero sin que la resolución
de alguna se convierta en motivo o foco de la
cinta
Una separación, de Asghar Farhadi, llegó a Puebla prácticamente sin advertencia y –hablo de Cinépolis– sólo a una sala VIP. Para una película iraní, sin estrellas ni nombres occidentales, lo anterior casi significa condenarla a la extinción tras de exhibir la semana de rigor. Aun y cuando sea la ganadora de los más recientes Oscar y Golden Globe a cinta en lengua extranjera, y también la única de la historia en ganar tres Osos en el Festival Internacional de Berlín: el Oso de Oro y esos del Premio Ecuménico del Jurado y del Jurado de Lectores del Berliner Morgenpost. Si lo anterior a alguien le parece poco, agregar entonces que Una separaciónostenta además otros 55 reconocimientos internacionales y que la crítica del mundo, por su parte, la califica con 95 (sobre 100) en cuanto a sus méritos cinematográficos (fuente: imdb.com). Nada mal para una película del oeste asiático, cuyos estelares no se llaman George Clooney y Nicole Kidman, sino Peyman Moadi (Nader) y Leila Hatami (Simin).
En Una separación, Simin quiere divorciarse de Nader, aunque no ha dejado de quererlo y sabe que es un tipo bueno y decente. La razón es la negativa de Nader a que ambos –junto con Termeh, su hija preadolescente– dejen Irán para radicar en otro país más propicio para el desarrollo de la niña. Nader se niega a abandonar a su anciano padre, cuyo Alzheimer demanda muchos cuidados. En medio de la disyuntiva y consecuente crisis, un asunto paralelo trastoca el ya de por sí frágil status de la familia: Nader es acusado de homicidio involuntario por los parientes de una mujer embarazada que pierde al producto. A partir de esto, temas como verdad, honestidad, lealtad, se hacen protagónicos en un entorno moral–jurídico, que no por su urgente relevancia hacen que se olvide del todo el dilema original: la separación de Simin y Nader y la eventual necesidad de que Termeh decida con cuál de sus padres quiere vivir.
Una separación presenta la extraña particularidad de que ninguno de sus protagonistas o antagonistas actúa sin decoro o desde la maldad. Cada uno tiene alguna necesidad, sentida y evaluada a partir de una convicción propia que infortunadamente no comparten (ni entienden) los demás. No hay, pues, nobles y villanos en sentido estricto; cada cual es una persona decente, contrariada por las búsquedas y objetivos de quienes les rodean. Esto de ninguna manera hace a la película anodina, ni la arriesga a resultar plana; hay conflicto –y de mucha intensidad– aunque se mueva más en términos de integridad íntima, personal, que en sucesos de confrontación típicos o de fórmula. Una separación es un drama de personajes antes que de situaciones, en las que estas juegan el papel de detonantes, pero sin que la resolución de alguna se convierta en motivo o foco de la cinta. Y desde esta precisa claridad, la de Farhadi es una película ejemplar, que se apoya en unensemble cast (reparto grupal), cuyo desempeño es absolutamente notable. De entre todos, y por muy poco, si acaso se destacan del resto Moadi, como Nader –enfrentando las principales encrucijadas del argumento, ante las miradas (de tono distinto) de su mujer y su hija– y Shahab Hosseini, quien encarna a Hojjat, el marido de la mujer encinta, quien desde su crítica situación financiera, pero aún más desde la de marido forjado en las estrictas tradiciones islámicas, se debate entre la furia, la frustración y la desesperación de su propio drama familiar, confundido en cuanto a qué decisiones tomar y cómo actuar. Entonces, Una separación no es —no puede ser— una delicia de película, sino una gran película; que ratifica la enorme estatura alcanzada por el cine iraní de al menos tres décadas a la fecha. Hoy, el que no ve o no ha visto cine iraní, no tiene una dimensión certera de los rumbos y alcances del cine contemporáneo de valor. Confío en que Una separación se mantenga en cartelera, en la sala que sea, porque lo verdaderamente VIP es el film.
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