Métodos y comportamientos peligrosos

De cinco años para acá he podido ver a Michael Fassbender en películas recordables: 300(como Stelios), Fish tank(como Connor), Bastardos sin gloria (como el Tte. Hicox), Shame: deseos culposos(como Brandon), Agentes secretos(como Paul) y Prometeo(como David). No me asomé a XMen: primera generación, en la que también aparece. Ahora podemos verle de nuevo en Un método peligroso, de David Cronenberg, como Carl Jung, mientras que Viggo Mortensen hace a Sigmund Freud y Keira Knightley a Sabina Spielrein. Nos llevan a principios del siglo XX, al nacimiento del psicoanálisis, con base en hechos reales. Jung conoce a Sabina como paciente y decide tratarla con base en los discutidos principios freudianos, lo que también le dará oportunidad de conocer al propio Sigmund Freud. La relación profesional entre Jung y Sabina Spielrein se torna personal y escandalosa (no sólo por ser entre médico y paciente, sino porque Jung es casado), así como la relación de mutua admiración entre Jung y Freud concluirá en un distanciamiento frío y de recriminaciones. Son los dolores de un parto de alto riesgo: el del psicoanálisis y su enfoque de vincular todos –o casi todos– los laberintos de la mente humana, con la sexualidad.

Un método peligrosoes para cinéfilos aguantadores, dispuestos a seguir con atención largos intercambios de diálogo (en este caso muy interesantes, aunque en su mayoría “científicos”) y capaces de reconocer grandes actuaciones como el sustento de films que dependen muy poco de actos. El acierto de Cronenberg aquí ha sido fusionar lo relativo a las discusiones y teorías médicas con la situación e interrelaciones de los personajes, consiguiendo un cuerpo argumental armónico. Habría sido muy difícil sin los destacados desempeños de los tres estelares. Keira Knightley lo arriesga todo sumergiéndose en una Sabina Spielrein perturbada de inicio, sin sucumbir ante el riesgo siempre latente de la sobreactuación. Por su parte Mortensen entrega a un Freud sereno, riguroso, sabio, también con atisbos de su capacidad para auto–cuestionarse. Finalmente, el Jung perfilado por Michael Fassbender es el personaje más complejo: un científico cuyas equivocaciones privadas –las íntimas, pues– lo van alejando de su propio círculo y le hacen dudar sobre su papel y desempeño profesionales. Al final, el balance deUn método peligroso es positivo en cuanto a interés y valores de producción (narrativos y artísticos), si bien –ya se dijo– no responde al tipo de film más buscado por la mayoría de los cinéfilos.

Por otra parte, está en Puebla la más reciente cinta de Roman Polanski, ¿Sabes quién viene? (Carnage), en tono de comedia negra y que no oculta –ni quiere– su origen teatral. En ella, dos matrimonios que no se conocen se reúnen a platicar acerca del incidente en el que sus respectivos hijos pequeños pelearon, dando por resultado el que uno (de apellido Cowan) dejara herido al otro. Si bien la reunión entre los padres inicia marcada por la cordialidad, a medida que avanza va descomponiéndose; tanto de pareja a pareja, como entre los propios cónyuges. También es una película de grandes actuaciones: Jodie Foster y John C. Reilly son los Longstreet, mientras que Kate Winslet y Christoph Waltz son los Cowan; y como en Un método peligroso, los diálogos son vitales, aunque en el caso de ¿Sabes quién viene? se debe más a su ya mencionado origen de puesta en escena. A pesar de esta génesis y sin incomodarle el espacio dramático único, Polanski traduce a códigos cinematográficos, con su oficio acostumbrado, esta punzante mirada a los rangos y contextos del comportamiento social, de un modo que evidentemente remite a El ángel exterminador, de Luis Buñuel, y algo a ¿Quién teme a Virginia Woolf? en sus momentos más álgidos. Y como en la primera mencionada, la conclusión y moraleja más o menos es: “márchate de donde estés lo antes que puedas, porque después puede resultarte imposible”.