Lo que viene y lo que busca Prometeo

Según lostrailers que ahora mismo exhiben como previos en las salas de cine, no falta mucho para que lleguen a Puebla De Roma con amor, de Woody Allen; Amor imposible(Salmon fishing in the Yemen), de Lasse Hallström; ¿Y dónde vamos ahora?, de Nadine Labaki, y The lady, de Luc Besson. Son buenas noticias por la probada capacidad de sus directores, aunque quizá muchos no estén familiarizados con la todavía incipiente filmografía de la libanesa Labaki. Está claro que De Roma con amorcontinúa la serie de homenajes de Woody Allen a las grandes ciudades europeas, después de pasar por Londres (Match point, Scoop, Los inquebrantables, Conocerás al hombre de tus sueños), Barcelona (Vicki Cristina Barcelona) y París (Medianoche en París).

Digamos también algo de las otras tres películas. En cuanto a Amor imposible, se trata del 20° largometraje de Lasse Hallström, de quien hemos celebrado, entre otras, Mi vida como perro, Las reglas de la casa de la sidra, Chocolat y Atando cabos. Por su parte, ¿Y adónde vamos ahora?, ganadora de premios importantes en Cannes, San Sebastián y Toronto, es el 2° film como directora de Nadine Labaki; su ópera prima, Caramelo, exhibió entre nosotros con relativo éxito. Finalmente, The lady –que en México recibirá uno de esos títulos chafa–poéticos sin relación con el original– es un drástico cambio de rumbo para Besson; focaliza en la extraordinaria Aung San Suu Kyi, política birmana opositora por décadas de la dictadura militar en su país, reconocida con el Premio Nobel de la Paz en 1991. Las cuatro películas mencionadas, que cual dije ya no deben tardar, aportan un interesante cuadro actoral: Penélope Cruz, Alec Baldwin, Ellen Page, Jesse Eisenberg y Woody Allen (De Roma con amor); Ewan McGregor, Emily Blunt y Kristin Scott Thomas (Amor imposible); la propia Nadine Labaki (¿Y adónde vamos ahora?); Michelle Yeoh y David Thewlis (The lady).

Mientras tanto, llegó Prometeo de Ridley Scott. De principio sería una precuela de Alien (1979) –también de Scott– pero al final se le dio identidad propia, con varias referencias a Alien, eso sí. De factura impecable, es por supuesto ciencia–ficción, pero también una cinta de preguntas sobre el origen de la vida humana que para muchos resultarán inquietantes. Entonces, ¿no es un thriller de monstruos siderales? También lo es, amalgamándose en un divertimento bastante completo y para todos los gustos. Estelarizan Noomi Rapace (la Lisbeth Salander de la trilogía Millenium), Michael Fassbender (apenas desempacado de Shame y de Agentes secretos), Charlize Theron (corriendo de una pantalla a otra para cumplir también con Blancanieves y el cazador), Guy Pearce (a quien recién vimos en Vengador anónimo) y Logan Marshall–Green (más conocido en la televisión). La historia de Prometeo está ubicada en la última década de nuestro siglo. El hallazgo de una pintura prehistórica, interpretada como una suerte de mapa / destino, detona el viaje de un grupo de científicos hacia las profundidades del universo, en busca del génesis de la vida. Ello porque la imagen de la pintura encontrada –un planeta con rasgos distinguibles– coincide con la de otros grafismos de culturas sin posibilidad de contacto entre ellas. Encuentran el sitio; y de principio, señales y condiciones para la vida con las cuales evaluar sus teorías al respecto. Pero encuentran también todo lo que hace girar a la película de ser 2001 Odisea del espacio a ser, en efecto, Alien revisitada: una fauna –so to speak– que da lugar al thriller de horror que finalmente se devora la pantalla. Uno, además, que sabe cómo utilizar a fondo los espectaculares recursos vigentes del cine para hacernos pensar, gozar, sufrir y volver a pensar, pero sin olvidarse de lo principal: de tener una historia detrás, basada en una premisa inquietante que la sustente. Así, Prometeo es sin duda una opción a considerar.