2012-08-10 04:00:00
En la imagen, Vengador del futuro, de Len Wiseman,
es un remake de aquella de 1990 del mismo nombre
Comienzo por comentar lo atractivo que resultó el 12 Festival Internacional de Escuelas de Cine (FIEC), celebrado en Montevideo del 2 al 5 de agosto. Hablo de un festival universitario absolutamente serio, cual corresponde a la instancia convocante: la Cinemateca Uruguaya, a través de la ECU, Escuela de Cine del Uruguay. Su selección oficial se integró de 45 cortometrajes, de los países siguientes: Argentina (cinco), Brasil (tres), Bulgaria (tres), Chile (uno), Colombia (uno), Cuba (tres), Ecuador (dos), España (nueve), Portugal (tres), Uruguay (13) y México (dos). Los cortos elegidos por nuestro país fueron Muñecas, del Centro de Capacitación Cinematográfica, y Desecho, de la Licenciatura en Cine de la UPAEP, escrito y dirigido por Luis Javier Pedraza Méndez y fotografiado por María del Rocío Molina Quiroz, estudiantes de la carrera. Presente ahí, debo decir que el trabajo y talento de tantos realizadores en formación me resultó muy enriquecedor. Celebro la energía y frescura de estos jóvenes cineastas, que seguramente –desde ahora– ya piensan en las historias y proyectos a filmar para la venidera emisión del FIEC, la 13, del año siguiente. Los premios principales fueron: en ficción, para La fiesta de casamiento, de la Universidad del Cine (Argentina); y en documental, para Docom, de la Universidad de Montevideo. Además, hubo merecidas menciones para cortos de Bulgaria, Cuba, Brasil y Uruguay, quedando el Premio Musitelli del Festival para A vengar a May, de la ECU, que nos hizo reir unánimente por la naturalidad y el humor de sus personajes, enmarcados en un desarrollo narrativo interesante que usó los recursos del cine de manera muy efectiva. Ojalá pueda encontrarse la forma de presentar en Puebla, al menos en los círculos universitarios, esta rica baraja de cortos, que confirman el empuje de las nuevas generaciones de realizadores que van formando y egresando las principales escuelas de cine del mundo.
Ya de regreso en Puebla, me asomo a la cartelera local. Por fortuna encuentro algunos estrenos, aunque no demasiado llamativos excepto por el caso de Vengador del futuro (Total recall), de Len Wiseman, que por supuesto es un remake de aquella de 1990 del mismo nombre, con Arnold Schwarzenegger. Su lugar y papel lo toma Colin Farrell, un suertudo de marca que aquí se hace acompañar por Kate Beckinsale y Jessica Biel, ni más ni menos. La historia es muy parecida, aunque el director Wiseman infortunadamente no es Paul Verhoeven, en detrimento de la cinta. Pero a ver: con Beckinsale y Biel en ella, ¿algún varón se la querrá perder? No (lo supuse). Nos llegó también Una gran esperanza (Big miracle), con otro rostro gratísimo: el de Drew Barrymore. Ubicada en un villorrio de Alaska, tiene implicaciones ambientalistas: su argumento gira en torno de los esfuerzos (a–la–Greenpeace) de salvar a una familia de ballenas grises de las “prisiones de hielo” de su habitat. Dirige Ken Kwapis y en su cast están también John Krasinski, John Pingayak y Tim Blake Nelson. No está mal como opción, en especial en estos tiempos de depredación y olvido de las especies en general. Y también está El doble del Diablo (The devil’s double), de Lee Tamahori, film belga–holandés cuya historia está semi–basada (si me permiten decirlo así) en hechos reales: en Bagdad, un hombre es obligado por el servicio secreto iraquí a fungir como doble de Uday Hussein, el sanguinario hijo mayor de Saddam, lo que no sólo le queda al tipo como pesadilla personal, sino también le da ocasión de atestiguar un sinnúmero de crímenes y abusos por parte de Uday, presunto heredero de su padre como dictador del país. Latif Yahia, el doble, debía representarlo en público cada que existía cualquier sospecha o riesgo de atentado. Dominic Cooper es quien encarna tanto a Uday Hussein como a Latif Yahia. Unfilm que no es para todos los estómagos, pero que reviste innegable interés.
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