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Por más recursos que se canalicen al FMI no se resolverá la crisis bancaria

Por: Arturo Huerta González

2012-04-24 04:00:00

En la reunión de primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) se decidió, por parte de un grupo de países miembros, otorgar 430 mil millones de dólares adicionales al FMI, lo que duplica la capacidad de préstamo del organismo para hacer frente a la crisis financiera internacional. Tales recursos son adicionales a las cuotas que cada país paga por pertenecer al FMI. La mayor aportación, por 200 mil millones de dólares, será hecha por los países de la zona del euro. Japón aportará otros 60 mil millones de dólares y naciones como Corea del Sur, Arabia Saudita y Reino Unido 15 mil millones de dólares cada uno, entre los principales aportantes. En cambio países como Brasil, Rusia, India y China no han anunciado cuál va a ser su contribución exacta. Éstos a cambio exigen que se cumplan los acuerdos de reparto de cuotas de 2010 que les otorga mayor poder en el FMI en detrimento, principalmente, de los países europeos. En el caso de México, cabe hacer notar que lo aprobado por el Congreso, de canalizar más de 14 mil millones de dólares al FMI, es en relación a la cuota que aporta para ser miembro de dicha institución, y el gobierno no ha mencionado cuanto será la contribución adicional a ésta. Seguirá el gobierno de Calderón prefiriendo la canalización de recursos a favor de tal institución financiera, que los canaliza a la banca internacional, a costa de seguir desatendiendo los problemas nacionales de desempleo, de descapitalización del campo mexicano y de la industria, como del sector petrolero nacional.

Con tales recursos, el FMI espera contribuir a calmar la presión contra Europa. Señala que “esta es una señal de la determinación de la comunidad internacional para asegurar la estabilidad financiera global y ubicar la recuperación económica mundial en el camino de una recuperación más firme”. Dicho fondo de rescate es para capitalizar a la banca y prestar ayuda a los países en problemas. El presidente del Banco Central Europeo (BCE) indicó que “sin avances en la consolidación fiscal ningún cortafuegos es suficiente”. Tanto el FMI como el BCE creen que los problemas de inestabilidad bancaria se resolverán otorgando mayores recursos a la banca, y aplicando drásticas políticas de austeridad fiscal. No consideran que tales acciones se han venido instrumentando en los últimos años, y los resultados han sido la profundización de la crisis. Los recortes del gasto público y el incremento de impuestos, conjuntamente con las reformas laborales, están contrayendo la demanda y el poder adquisitivo, lo que disminuye ventas e ingresos de las empresas e individuos, por lo que prosiguen los problemas de insolvencia e inestabilidad bancaria, que no se resuelven con los mayores recursos canalizados al FMI para tratar de apagar dichos fuegos.

El secretario de Hacienda de México manifestó en dicho foro que se mantiene el “compromiso de tomar las acciones necesarias para asegurar la estabilidad financiera internacional”. En un comunicado del FMI se expresa que “en la zona euro, la búsqueda de avances hacia la viabilidad de la deuda, la estabilidad financiera y reformas estructurales ambiciosas serán cruciales para mejorar la confianza y la productividad, (para) facilitar la vuelta al equilibrio en el seno de la unión monetaria y promover un crecimiento fuerte y equilibrado”, Son las mismas reformas estructurales de orientación de mercado, es decir de privatización y extranjerización de los sectores estratégicos de las economías como de la prestación de los servicios públicos que se han venido aplicando en nuestro país en las últimas décadas, bajo los mismos argumentos de que ello aumenta la eficiencia y el crecimiento, sin que nada de ello acontezca.

Tales reformas estructurales han reducido el tamaño y participación del Estado en la actividad económica y han incrementado la de la cúpula empresarial, traduciéndose ello en menor actividad económica, como en mayor concentración de la riqueza y del ingreso, por lo que los sectores endeudados y los gobiernos seguirán viendo disminuidos el crecimiento de sus ingresos, persistiendo el problema de insolvencia, viéndose obligados a vender activos (a través de las reformas estructurales) para poder pagar pasivos, siendo los acreedores los favorecidos, ya que se apropian de tales activos. Las instituciones financieras, como el G20, responden a los intereses del gran capital, sin que ello se traduzca en estabilidad de los mercados financieros, ni mucho menos en condiciones de crecimiento económico, por lo que persistirá la crisis bancaria, como el desempleo y el descontento político y social que se está manifestando a nivel mundial.

 

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