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El porqué se cae en el subsidio a la gasolina

Por: Arturo Huerta González

2012-10-02 04:00:00

 

La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) nos dice que el subsidio fiscal otorgado a las gasolinas entre enero y agosto del presente año ascendió a casi 141 mil 500 millones de pesos, y dicho subsidio lo define por la diferencia entre el costo de importación de las gasolinas y su precio interno. Dicho subsidio se ha ido incrementando, dado el crecimiento de importaciones de gasolina. En 2007 el subsidio a la gasolina fue de 48 mil 304 millones de pesos. La SHCP señala que en lo que va del periodo del actual gobierno el subsidio a las gasolinas sumó 606 mil 134 millones de pesos.

Hay que analizar el porqué se ha caído en ello, el porqué la economía nacional ha pasado a depender en forma creciente de la importación de gasolina. Durante el presente gobierno tales importaciones ascienden a 73 mil 695 millones de dólares. Eso habría que adjudicarlo a la falta de visión de los gobiernos federales. Al no desarrollar internamente las refinarías para asegurar el abasto nacional de gasolinas, nos ha llevado a depender de las importaciones para satisfacer el consumo interno, y a estar por lo tanto sujetos al comportamiento del precio internacional de dicho insumo, como a la entrada de capitales para poder financiar tales compras. El superávit petrolero se ha venido disminuyendo debido a las importaciones crecientes de gasolina, por lo que cada vez serán mayores las presiones sobre el déficit de comercio exterior, lo que frenará la actividad económica, ante la posición del gobierno de desarrollar la capacidad productiva interna de tales bienes, como de evitar la devaluación para la corrección de dicho déficit.

Si nuestro país fuera autosuficiente en el abasto de gasolina no estaríamos sujetos a los precios internacionales de ésta. Al ser nuestro país productor de petróleo, ello le garantiza el abasto barato de este insumo para que las refinerías puedan producir gasolina a bajo costo y no estar sujetos al precio internacional de éste, por lo que el precio se determinaría internamente, y no habría subsidio alguno, cuantificado por el diferencial de precios internos versus externo.

Cuando una economía no tiene capacidad productiva interna para satisfacer la demanda interna, pasa a depender de importaciones para satisfacer dicha demanda, y por lo tanto, es sujeta a los precios internacionales. Son éstos los que tienden a determinar el precio interno. En el caso de los alimentos ello ya está aconteciendo. El alza de los precios del maíz, como del trigo, del sorgo y otros granos básicos, ya está impactando el incremento de los precios internos de estos productos, y de aquellos que están relacionados a éstos. En el caso de la gasolina, el gobierno no trasfiere el precio de la gasolina importada, al precio interno, debido a que tendría impacto inflacionario, dada que dicho insumo tiene impacto en el transporte, como en el sector productivo, comercial y en toda la vida económica. De ahí que el gobierno no aumenta el costo de la gasolina como quisiera, y asume el costo del subsidio, y lo compensa con política de recorte del gasto e inversión pública para mantener sus finanzas públicas en equilibrio, o semi–equilibrio. El problema es que el alza de los precios internacionales de los granos básicos continuará, así como el de la gasolina, lo que impactará la inflación interna y obligará al gobierno a otorgar subsidios en estos productos para evitar una fuerte inflación. Se trata de tapar un problema, generando otros, pues los subsidios impactarán sobre las finanzas públicas, y como el gobierno trabaja por ley con disciplina fiscal, procederá a recortar gasto público y a ampliar el proceso de privatización de empresas, como en la presentación de servicios “públicos”, para no desequilibrar sus finanzas.

El gobierno federal, más que decirnos a cada rato cuánto es el subsidio a la gasolina, debe preocuparse en impulsar la producción interna de gasolinas, como de los granos básicos y así evitar que los precios internacionales de estos productos impacten los precios internos, y el poder adquisitivo de la población. En aras de privilegiar la política macroeconómica de “estabilidad”, el gobierno ha relegado el desarrollo de los sectores productivos estratégicos de la economía, lo que termina comprometiendo la “estabilidad” buscada. Ésta se logra a través del crecimiento de la productividad y la producción, y no a través de políticas de disciplina fiscal, de altas tasas de interés, ni abaratando el precio del dólar, como se ha procedido hasta ahora.

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