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Deflación y creciente desempleo en la Zona Euro

Por: Arturo Huerta González

2013-03-05 04:00:00

 

El desempleo sigue creciendo en los países de la Zona Euro. En enero promedia 11.9 por ciento, cuatro puntos porcentuales más que en Estados Unidos donde está en 7.9 por ciento. Países como España y Grecia tienen desempleo superior a 26 por ciento, y en el caso de jóvenes menores de 25 años, llega hasta 56 por ciento. El índice de precios va a la baja, presentándose en febrero una inflación anualizada de 1.8 por ciento (la menor cifra en más de dos años), que está por debajo del objetivo del Banco Central Europeo (BCE). La menor inflación es resultado de la caída de los salarios reales, como de la contracción de la actividad económica, y de las ventas de las empresas, obligándolas a sacrificar margen de ganancias, y precios a fin de poder realizar la producción. La baja inflación también es resultado de la apreciación del euro, lo que les permite abaratar los productos importados, lo que actúa en detrimento de su competitividad y de su crecimiento, traduciéndose ello en el creciente desempleo que enfrentan. De no preocuparse las autoridades por la tendencia deflacionaria que enfrentan los países de la Zona, sus problemas se agudizarán, pues menores ingresos tendrán las empresas para mantenerse en el mercado y para hacer frente al pago de su deuda, lo que configura la “deflación de deuda” que se traduce en mayor crisis bancaria.

Las políticas de ajuste fiscal (de alza de impuestos al consumo, y drásticos recortes del gasto público), encaminadas a incrementar el ahorro del gobierno para cubrir el pago de su deuda, están contrayendo demanda, y por lo tanto el ingreso nacional, lo que impide que se logre el objetivo buscado, ya que el gobierno termina recaudando menos ingreso tributarios, por lo que permanece el déficit fiscal, y su incapacidad del pago de su deuda. El desempleo, junto con las menores ventas e ingresos de las empresas e individuos, mantiene latentes sus problemas de incapacidad de pago de sus deudas, por lo que prosigue la inestabilidad y crisis bancaria, teniendo que recurrir al BCE y al FMI por rescates para evitar el quiebre del sistema de pagos.

Bruselas, donde se asienta la dirección de la Comunidad Económica Europea, no se pronuncia por ninguna política de estímulo económico tendientes reducir las tasas de interés en los países periféricos de la zona, ni para que tengan margen para flexibilizar su política fiscal.

Las diferencias entre Alemania y el resto de los países de la Euro Zona se acentúan. Alemania tiene superávit de comercio exterior, y es el acreedor del resto de los países que presentan déficit de comercio exterior y altos niveles de endeudamiento, lo que se traduce en diferenciales de tasas de interés, de tasas de crecimiento, de niveles de déficit fiscal, tasas de desempleo, así como en reformas de privatización de sectores estratégicos para poderle pagar a Alemania. Las protestas sociales son crecientes en la gran mayoría de ellos, demandando frenar los recortes presupuestales, como las reformas estructurales que están minando las condiciones de vida de las grandes mayorías de tales países. Países como Italia y Francia se están sumando a las demandas de referendum en torno a la permanencia de tales países en la Zona Euro. Las posiciones en contra de Alemania y de Bruselas son cada vez mayores. El presidente de Francia ha venido acentuando sus críticas contra ellos, dados los problemas que enfrenta su país, que lo presionan a instrumentar drásticas políticas de ajuste, que vendrían a afectar más su crecimiento y el nivel de vida de su población. Las autoridades están temerosas de las crecientes protestas y movilizaciones de la población protestando por el alto desempleo, como del deterioro de sus condiciones de vida, lo cual pone en jaque la prosecución de las políticas predominantes. Hay que recordar que en días pasados dimitió el gobierno de Bulgaria, y la gente sigue en las calles demandando cambios, y además están los resultados de las elecciones en Italia, que claman por lo mismo. Por su parte Alemania no flexibiliza su política fiscal para reactivar su economía y así favorecer al resto de los países, por lo que no se vislumbra expectativa de reactivación en tales países.

Las políticas de inyección de liquidez al sistema bancario, no han fructificado en expansión crediticia, ni en menores tasas de interés para aligerar los problemas de insolvencia y de recesión. Ello cuestiona la prosecución del euro como moneda única, lo que presiona a la mayoría de los países a tener que salirse de la Unión Monetaria Europea, para retomar el manejo soberano de su moneda y de su política para atender la demanda de sus ciudadanos.

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