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Ante la incertidumbre de la economía, se insiste en las reformas estructurales

Por: Arturo Huerta González

2012-11-13 04:00:00

 

Para el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) es necesario continuar con las reformas estructurales pendientes, ya que existen obstáculos para un mayor crecimiento. Quieren a través de la mayor privatización y extranjerización de la economía, fomentar mayor entrada de capitales, y con ello impulsar el crecimiento del país. El problema es que llevamos años con tal estrategia, y no se ha traducido en mayor desarrollo productivo, ni de empleo, ni de crecimiento sostenido, sino que ha reducido la participación del Estado en la actividad económica, y ha acentuado la mala distribución del ingreso y la riqueza, y con ello el clima de violencia que genera el clima organizado en el país. No se reconoce que ha sido la política predominante de “estabilidad” macroeconómica, y las reformas estructurales de orientación de mercado las que han configurado los obstáculos al crecimiento.

El CEESP confía en que el mercado interno contrarreste la reducción en las exportaciones que se está dando como consecuencia de la desaceleración de la actividad económica de los Estados Unidos, y se convierta en la principal fuente de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), lo cual nos dicen, debe ir acompañado con las reformas estructurales. El problema es que no hay perspectivas de crecimiento del mercado interno, tanto porque los gastos de campaña que estuvieron presentes en el primer semestre del año, ya no siguen vigentes, como por el predominio de la disciplina fiscal, las altas tasas de desempleo, el subempleo, y los bajos salarios existentes, situación que será acentuada por la reforma laboral recientemente aprobada en el Congreso. La reforma hacendaria que se presentará a inicios del próximo año, encaminada a aumentar el Impuesto al Valor Agregado (IVA) y a generalizarlo a todos los productos, reducirá más el poder adquisitivo de la mayoría de la población, por lo que más se contraerá el mercado interno, y la actividad económica nacional. La reforma energética, de mayor apertura de la industria petrolera al sector privado nacional e internacional (que también se presentará en los próximos meses), sólo implicará un cambio patrimonial. La inversión privada sustituirá a la inversión pública en dicho sector, por lo que ella se apropiará de mayor renta petrolera, lo que se traducirá en menores recursos al gobierno, lo que mermará su capacidad de gasto y de inversión, por lo que se relegará más la satisfacción de las demandas nacionales de bienestar social, como de empleo y crecimiento económico. De ahí, que dichas reformas estructurales no significarán mayor capacidad de crecimiento a la economía nacional.

Por más que el reporte semanal del CEESP señale que la economía nacional muestra 10 trimestres consecutivos de crecimiento, lo que nos dicen, refleja un potencial de crecimiento, ello no es así, ya que ello parte de la fuerte caída que la actividad económica tuvo en 2009, como porque han actuado factores externos en forma positiva, como ha sido la recuperación que tuvo la economía de Estados Unidos, y con ello el precio internacional del petróleo, las remesas, como las exportaciones manufactureras, pero ahora que la economía estadounidense se viene desacelerando en los últimos meses, por lo que la perspectiva es de caída de la actividad económica nacional, tal como ya se presenta en el segundo y tercer trimestre de 2012, que tienen un crecimiento menor que los trimestres previos. La economía nacional no muestra condiciones endógenas que mantengan un crecimiento sostenido, sino ha que venido dependiendo de factores externos, lo que nos coloca en un contexto de alta vulnerabilidad, y ahora que las variables externas están actuando en forma negativa, igual situación pasará a enfrentar la economía nacional, y las reformas estructurales no contrarrestarán tal situación.

El CEESP coloca como obstáculos al crecimiento, la corrupción; la falta de certeza jurídica sobre derechos de propiedad; la estructura del IVA; los subsidios a la gasolina y alimentos; así como los beneficios fiscales de algunos sectores. Es por ello que se pronuncia por las reformas estructurales que implican modificaciones constitucionales y legales encaminadas a avanzar en la privatización de sectores estratégicos para dar certidumbre jurídica a los inversionistas, así como un IVA generalizado que incorpore alimentos y medicinas, y por la eliminación de los subsidios a la gasolina y a los alimentos, para que sea el mercado el que determine tales precios. Dicen que de otra forma, “no habrá posibilidad de mejorar la percepción sobre la situación competitiva del país”. El problema es que al dejar al mercado la determinación de los precios, nos lleva a prácticas especulativas de comportamiento que siempre desquician el funcionamiento de la economía. No se puede insistir en las reformas estructurales, ni en el resto de las políticas macroeconómicas que le acompañan, ya que los resultados sólo han favorecido al sector financiero, y a los que se están apropiando de los sectores estratégicos de la economía –el energético, telecomunicaciones, el bancario, la infraestructura y la minería. Tales políticas han llevado a que la economía tenga menos condiciones endógenas para lograr un crecimiento sostenido, como para generar empleos bien remunerados, satisfacer las demandas sociales, y para contrarrestar la vulnerabilidad externa, por lo que la recurrencia de las crisis continuará manifestándose en nuestro país, por más reformas estructurales que se sigan aprobando e instrumentando. 

 

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