Durante la ponencia que dictó en el Encuentro Nacional entre Legisladores Federales y Oficinas Estatales de Migración, Rodolfo Cruz Piñeiro, representante del Colegio de la Frontera Norte, advirtió que la política antiinmigrante de los Estados Unidos y la recesión económica está incrementando el número de connacionales que regresan al país demandando fuentes de ingreso y Puebla es una de las siete entidades que padece en mayor medida este problema.
Es verdad que hasta ahora las autoridades nacionales, estatales y locales no han siquiera diseñado planes de contingencia para recibir a los paisanos que están retornando a sus comunidades de origen.
Otro problema es que, de generarse las fuentes de emergencia que se demandarán, seguramente éstas no redituarán los ingresos a los que los migrantes están acostumbrados y que en mucho sostienen el nivel de vida de sus familias, sea este bueno o precario.
Uno de los aspectos que siempre salta a la vista en este tipo de situaciones, es el abandono del campo mexicano por parte de los gobiernos de cualquier signo y de todos los niveles de la administración pública. Si de por sí las condiciones en el medio rural son devastadoras, es de esperarse que al regreso de miles de paisanos el clima que se favorezca en esas regiones sea de una real catástrofe.
Del otro lado, las ciudades lejos de garantizar condiciones de vida mejor, están contribuyendo a generar polos de miseria que antes de frenar la diáspora la incentivan de una manera brutal.
De todas formas no hay que ver esta situación desde un punto alarmista, porque, a pesar de lo que se diga, siguen siendo más los mexicanos que se van que los que regresan. Incluso a pesar de la violencia, de las leyes migratorias y la crueldad de la discriminación.
