La guerra contra la delincuencia organizada y el narcotráfico ha hecho de la violencia una forma de resolución de los conflictos cotidianos. Las relaciones sociales se han vuelto tensas y conflictivas que a la menor provocación aparece la respuesta agresiva.
Un niño se ahorcó porque en su escuela sus compañeros lo molestaban y aunque se lo dijo a su maestra y a su madre, nadie le hizo caso, por lo que él tomó la decisión de colgarse. ¿Esta violencia es aceptada porque es considerada inocente?
Maestros autodenominados democráticos toman las instalaciones de la SEP, la representación de la Casa Tlaxcala y luego pretenden quemar la puerta de acceso al Palacio de Gobierno. ¿Estas acciones son parte de los procesos de enseñanza–aprendizaje?
Un grupo de adultos mayores pretendió ahorcar a un trabajador del gobierno local en protesta porque no les han entregado unos bonos económicos de apoyo asistencial ¿Por tratarse de adultos mayores la rabia es justificable?
Los dueños de moteles, bares y changarros en donde se ejerce la prostitución no denuncian la trata de personas porque de ellas deriva el negocio familiar que les permite ingresos para vivir. ¿Las razones económicas justifican la situación?
Muchos científicos coinciden que la violencia adquiere dos formas generales de expresión: aquella que es producto de la sobrevivencia y la otra de la impotencia. Cuando los seres humanos se ven amenazados responden con violencia, pero también cuando se encuentran impotentes frente a la realidad.
Como podemos observar los niños, los jóvenes, los adultos y los adultos mayores han hecho de la violencia una parte de su comportamiento cotidiano, de ahí que resulte paradójico que se proteste en contra de la violencia con formas violentas. ¿Cuándo le daremos oportunidad a la resolución no violenta de los conflictos?
