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Lunes, 16 de mayo de 2011
La Jornada de Oriente - Puebla - Cuetzalan
 
 

El municipio de Cuetzalán del Progreso, santuario de la abeja Pisilnekmej

 

La Casa de la Cultura de Cuetzalan fue el espacio donde se realizó el VII Seminario mesoamericano sobre abejas nativas  n  Foto Miguel Ortigoza
DENISE LUCERO MOSQUEDA

La Casa de la Cultura de Cuetzalan fue el espacio donde se realizó el VII Seminario mesoamericano sobre abejas nativas los días 11, 12 y 13 de mayo. Esta actividad congregó a más de 250 personas de distintas regiones del país y  de cuatro continentes  que mantiene una relación humana con las abejas sin aguijón. Productores cuetzaltecas que mantienen una práctica milenaria en la cosecha de la miel, productores de distintos estados del país, pequeños empresarios desarrollándose en la venta de miel y sus derivados, técnicos, académicos e investigadores nacionales y extranjeros de larga trayectoria en investigación científica relacionada con las abejas nativas sin aguijón se reunieron apara compartir sus experiencias, técnicas e inquietudes.

La utilización de distintas especies de abejas sin aguijón (meliponas) para la producción de miel es conocida como meliponicultura, y sus prácticas de producción dependen de la especie de abeja nativa que manejen según la región, en México existen 46 especies de este tipo de abeja.

En Cuetzalan vive la especie de abeja sin aguijón conocida por su nombre científico como Scaptotrigona Mexicana y nombrada en náhuatl como Pisilnekmej.

El seminario

La idea de un grupo de productores que trabajaban con abejas nativas cosechando la miel de una mancuerna de ollitas de barro y su búsqueda de capacitación para el manejo de las abejas y  el aprendizaje de técnicas que permitieran elevar la calidad e higiene de sus productos los llevó a participar en las ediciones anteriores de este seminario.

Cuando los meliponicultores cuetzaltecas notaron que son los productores que más han avanzado en la comercialización de su producto y además son guardianes de una tradición milenaria heredada de los aztecas en la cosecha de miel  propusieron ser sede del VII Semanario de la abeja nativa.

Por ello, la séptima edición del seminario fue organizado por la Unión de Cooperativas Tosepan Titataniske y el Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) quienes han mantenido una estrecha relación con la cooperativa.

El trabajo de programación y organización del seminario logró cumplir los objetivos que se plantearon es decir, los productores se beneficiaron de manera directa y efectiva de los resultados de las investigaciones genéticas, medicinales, como agentes idóneos para polinizar cultivos lastimados por la plagas y técnicas para aumentar la producción y técnicas sobre las características,  manejo propiedades de los productos de las de las abejas meliponas, intercambiar saberes y experiencias, conocer las distintas especies que manejan y comunicar sus inquietudes a investigadores.

En los pasillos y las comidas se intercambiaron impresiones de la organización, el buen trato durante su estancia y la satisfacción de haber conocido a meliponicultores de Guerrero, Chiapas, Campeche, Yucatán, Michoacán, Guanajuato, San Luis Potosí, Veracruz. Los asistentes se mostraron complacidos con el menú que se les ofreció durante su estancia, estos fueron realizados por chefs que han trabajado la utilización de la miel en comidas tradicionales y cotidianas.

En el seminario se mostraron como parte de una ponencia, códices prehispánicos en los que un personaje supuestamente rey lleva consigo unas ollas de barro de las que salen abejas, esto es interpretado como una muestra de que la tradición del uso de ollas para la cosecha de miel data de por lo menos 2 mil años atrás.

El doctor Jorge González Acereto es un renombrado investigador de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) y lleva 35 años estudiando y trabajando con abejas nativas sin aguijón, además tiene amplia experiencia en el trabajo con apicultores y meliponicultores de Yucatán y otras regiones del país. Él ha participado en todos los seminarios sobre abejas nativas y con inocultable admiración asegura que  “este seminario fue extraordinario. Se cumplió por primera vez el objetivo de beneficiar a los productores, nunca habían asistido tantos”.

Durante el 10 y 11 de mayo se impartieron cuatro talleres de capacitación que debieron ser replicados por la inesperada participación de 200 productores. Los  interesados tuvieron la oportunidad de participar y conocer el Manejo de abejas de manera tradicional, proceso de la producción de miel y subproductos, desarrollado por la ingeniero Maria Luisa Albores; Manejo tecnificado de abejas sin aguijón, impartido por el doctor Jorge Ángel González Acereto; Análisis sensorial de mieles de abejas sin aguijón para conocer los distintos tipos de miel, identificar las mieles genuinas y su degustación, impartido por la doctora Patricia Vit, y el taller de Transformación de productos de miel de abejas sin aguijón donde se mostró la elaboración de productos medicinales y cosméticos como los que ya comercializa la Tosepan: crema corporal, shampoo, gel para el cabello, este último con la colaboración de la química farmacobióloga Tania García Guerra.

El Santuario de la
abeja Pisilnekmej

El 11 de mayo, en la ceremonia de inauguración del seminario el presidente municipal de Cuetzalan del Progreso y también presidente del Consejo Técnico de Ordenamiento Ecológico Territorial Integral el licenciado Arturo Báez Carmona declaró oficialmente al municipio como Santuario de la Abeja nativa, esto como un reconocimiento a los productores que mantienen la tradición de la cosecha de miel  como herencia cultural que ha perdurado a través de los siglos y la única sobreviviente en todo el país. Además, la miel representa una fuente de ingresos durante “los meses de la guayaba” marzo, abril y mayo que es cuando el resto de las actividades agrícolas no  proporcionan ingreso alguno y la situación económica se presenta difícil.

Tan sólo en 20 comunidades de esta región la miel y sus subproductos como el polen, cera y propóleos significan una fuente primaria para 180 familias.

También a consecuencia del Ordenamiento Ecológico Territorial Integral de Cuetzalan, singular en su tipo en la zona y en el país es un componente más de los cuidados que se deben tener hacia el medio ambiente y a estas abejas.

Así, siendo las 17 horas con 30 minutos y con un auditorio abarrotado fue el municipio declarado santuario de la abeja pisilnekmej y en tono festivo tanto cuetzaltecas como visitantes festejaron tal acontecimiento que advierte ser un atractivo turístico más y un ejemplo de protección y conservación cultural y ambiental.

Los meliponicultores

Los productores y académicos coinciden en que los meliponicultores son los más débiles y frágiles en el sector agropecuario y en el mercado de la miel.

En comparación con los apicultores que están agrupados en asociaciones u organizaciones, los meliponicultores están aislados e indefensos. Se enfrentan a un mercado que no reconoce la miel de las abejas sin aguijón por sus características diferentes de la miel producida por abejas europeas y el bajo valor económico que ofrecen los coyotes o intermediarios del mercado. Aún no se han reconocido las propiedades medicinales y nutrimentales de la miel de abejas meliponas.

Con la intención de formar una alianza duradera entre productores, técnicos y científicos se acordó formar una red que permita mantener el contacto para  conocer qué está pasando dentro del país y en el mundo con respecto al tema, promover la  participación en talleres de capacitación e informarse sobre los avances de la investigación en cuanto a las abejas nativas.

Otro de los acuerdos fue fomentar en la población donde se produzca miel su consumo y transmitir los conocimientos tradicionales a los jóvenes, pues en la producción de miel participan personas entre los  60 y 70  años por lo que importante involucrar a las nuevas generaciones para no perder el patrimonio cultural de la producción de miel de forma tradicional.

El punto de acuerdo en el que se puso mayor énfasis fue el de que los productores se comprometan a experimentar y no mostrar  resistencia a utilizar tecnología avanzadas para mejorar la producción y la calidad de la miel sin que ello implique abandonar las formas tradicionales de producción.

 
 
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