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Lunes, 2 de mayo de 2011
La Jornada de Oriente - Puebla - Cultura
 
 

Me acerqué a la literatura por placer, por recomendación y desorden: René Avilés

 
PAULA CARRIZOSA

“Mi gran escuela consistió en no ser riguroso, sino que me acerqué a la literatura por placer, por recomendaciones y por desorden, así que de manera simple me convertí en escritor”, expresó René Avilés Fabila quien el fin de semana pasado impartió la conferencia “Vivencias, 50 años como escritor”, en la que recordó a personajes, sucesos y causas que han influido en su carrera como literato, docente y periodista.

Desde el año pasado, Avilés Fabila (ciudad de México, 1940) comenzó con las celebraciones por sus cinco décadas como escritor y lector. Fue la Universidad Nacional Autónoma de México, su alma máter, la institución que inició los festejos cuando le dedicó la Feria Internacional del Libro de Minería.

A partir de ahí, siguieron los homenajes y reconocimientos nacionales: la Universidad Autónoma Metropolitana le entregó el diploma “Profesor distinguido”, Querétaro le dio las llaves de la ciudad y el municipio de Puebla, aún regido por Blanca Alcalá Ruiz, le otorgó una copia de la Cédula Real.

El 15 de noviembre pasado, cuando cumplió sus 70 años de edad, recibió cientos de correos electrónicos que contestó uno por uno. “Fue el aniversario más odioso de mi vida”, recordó con buen humor ante el público que asistió a la sala Rodríguez Alconedo de Casa de la Cultura.

Su visita a Puebla se debió a la invitación del secretario ejecutivo del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Puebla (CECAP), Saúl Juárez Vega, de quien René Avilés destacó su “quehacer cultural y su labor como poeta”.

En su plática, recordó a otros poetas como Carlos Pellicer, Salvador Novo y Xavier Villaurrutia, con los que de alguna forma convivió y supo acercarse, “siempre de manera respetuosa”, para aprender de ellos.

De José Vasconcelos rememoró que lo conoció de una manera extraña, pues cuando era niño acompañó a su padre a una reunión en la que estaría el ex secretario de Educación Pública. “Sacó una botella de whiskey y le dijo a mi papá que tenía que tomar una copa porque tenía la presión alta. Al mismo tiempo, como una invitación, le preguntó si él no se sentía mal también”.

Otros amigos de su familia fueron Pablo Neruda, Germán List Arzurbide, Jaime Torres Bodet –con quien mantuvo cierta distancia, ya que el escritor era serio y de pocas palabras– y José Revueltas.

Sobre Revueltas, refirió que su amistad fue extraordinaria ya que fue “una figura que formó parte de una izquierda mexicana, que ya no volvió a existir nunca más”. En ese entonces, Avilés Fabila recibió un consejo por parte del escritor cuando supo que se sumaría a las filas del Partido Comunista Mexicano. “Me dijo que más allá del partido, el dar batalla depende de la moral”, dijo.

Otro de los escritores que recordó fue al argentino Jorge Luis Borges, con quien platicó en dos ocasiones y le “dejó intercalar algunos silencios”.

“La primera vez, a Borges le anunciaron que un tipo mexicano quería conocerlo, ese era yo”, comenzó el escritor. Luego, recordó que el argentino le recibió con los brazos abiertos y enseguida le dijo que su simpatía con los mexicanos se debía a que al igual que los argentinos “eran tipos rudos, elementales, vulgares y rudimentarios”.

Esos encuentros e influencias literarias hicieron que René Avilés tomará la decisión de dedicarse a la literatura. Tanto “que si volviera a nacer volvería a ser escritor, aunque le pediría a dios que me dé talento y amistades en las editoriales”.

Dijo que 50 años significan una vida dedicada a la literatura, que ha sido combinada con otras dos profesiones: el periodismo y la docencia, las que le han ayudado a sostenerse econonómicamente.

 
 
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