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Lunes, 10 de enero de 2011
La Jornada de Oriente - Puebla -
 
 

 TAUROMAQUIA 

Servido, señor Salas

 
Alcalino

Recibo mensaje de don César Salas a propósito de la columna del lunes anterior, donde incluí lo más recordable de 2010, siempre desde mi modesto y muy personal punto de vista. Resumo su correo: “...Me aficioné a los toros cuando se daban buenas corridas en el relicario (sic)... y desde entonces leo su columna con frecuencia... Me ha decepcionado comprobar que, a su docto juicio, solamente tres momentos de todo un año valieron la pena... ¿Qué afición es esa que, luego de dedicarle tantas horas al año se conforma con tan poca cosa?... Sinceramente, me deja usted inquieto y me surgen preguntas... ¿Será exceso de exigencia o masoquismo? ... ¿De verdad cree que sólo dos o tres faenas de las muchas que como cronista debe haber visto merecían citarse al terminar el año?...”

Justa aclaración

Como se comprenderá, las reflexiones del señor Salas me han dejado tan inquieto como él mismo confiesa sentirse. Pues si bien no fue 2010 un año especialmente venturoso en lo taurino –la espina de Barcelona está aquí atravesada, lo mismo que el gravísimo percance que puso fuera de combate a José Tomás; noticias ambas que aún pesan en mi ánimo–, la conclusión a que este fiel lector llega tampoco suena descabellada. Y ahora el de las preguntas soy yo, ¿Qué tan legítimo es un minimalismo tal que, puesto a seleccionar, apenas alcanza a rescatar tres momentos excelsos de todo un año? Me parece que los lectores tienen derecho a una exposición algo más extensa. Y me apresuro a agregar, a lo ya publicado, una selección igual de sincera –y espero que nada masoquista– de lo muy bueno que también trajo 2010, aún en medio de sus penurias.

El par del Zapata

Uriel Moreno, con su ya famoso par imposible a “Camarógrafo” de San Marcos (17 de enero) merece desde luego un lugar en la selecta galería de 2010. Y una mención especial a su constante superación torera, ampliamente expuesta en la Monumental y cuanta plaza pisó durante el año. El pago, previsible pero lamentable, ha sido que para esta temporada, el empresaurio lo dejó fuera del elenco capitalino, como a otros diestros de probado valor como Garibay, Spínola o Joselito Adame. Y luego nos quejamos de la falta de valores propios que hagan frente a la oleada foránea.

Castella

Si bien su temporada europea no es comparable a la de 2009, en que arrolló, en México se ha consolidado como una figura afín a la sensibilidad de nuestros públicos. En Insurgentes, sobre todo, es hoy por hoy el número uno, con los faenones a “Maestro” (10.01) y “Guadalupano” (12.12) como piezas aparte dentro de un muestrario de lujo. Hay que reprocharle, sin embargo, su apego al novillo cornicorto, como lo fueron los dos citados, procedentes ambos de Teófilo Gómez, un especialista en la crianza de borregotes.

El Juli

La temporada española –es decir, el ámbito donde de verdad se dirime el cetro del toreo, ante toros y públicos de verdad– ha sido escenario de su consagración definitiva. Convertido en auténtico maestro, el madrileño ejerce una tauromaquia seria, entregada y libre de ventajismos, por lo menos en las plazas clave. Y en este 2010, su madurez, aunada a un coraje torero ejemplar, ha encontrado plena realización en Valencia (seis orejas en dos tardes), Vistaalegre (colosal la víspera de la gran faena de Morante), Sevilla (con tres faenones, buenos los de “Ilusión” y “Botijito”, de El Ventorrillo, para una aclamada Puerta del Príncipe, y designado el de “Zurcidor”, de Aldeanueva, el mejor de la feria de abril), Pamplona (bordó memorablemente a “Tramposo”, un bravo castaño de Fuente Ymbro) y Bilbao (con un complicado bicho portugués de Ortigao Costa). ¿Qué no impactó de igual manera en Madrid? Cosa más del juez de plaza que del torero, que estuvo por encima de los seis astados lidiados, y debió cobrar al menos un par de apéndices.

Claro que cuando vino a México –y a Puebla–, sólo atinó a darnos atole con el dedo.

Perera

Otro torero con casta y poderío para dar y prestar. Si en Eapaña tuvo un año desigual, en la México confirmó su condición de figura reiteradamente. Sobre todo cuando bordó el toreo con “Quitapenas” de Campo Real y le cortó las orejas (05.12) a base de un temple estoico y quieto, menos fino que el de Castella pero más garrudo e igual de emotivo.

Serafín Marín

El catalán que sintió como nadie la abolición de las corridas por los políticos del Parlament respondería cuajando, en el cierre de la temporada en la Monumental de Barcelona (26.09), la faena de su vida. Emocionaba ver a esa plaza y ese público transportados a alguna esfera celeste. E imaginar lo que habrá sentido el valiente Serafín mientras lo paseaban en hombros por Las Ramblas. “Timonel”, de Jandilla, había sido indultado, como anteriormente “Rayito”, de Valdefresno (01.08), con el que también triunfó en grande el joven Miguel Tendero.

Juan Mora

Marginado por las empresas desde varios años atrás, partió plaza en Madrid para matar la corrida de Torrealta en la feria de otoño (02.10) y reventó el coso a fuerza de amor propio y toreo puro. El veterano hizo cosas en desuso –torear con el estoque de verdad, fajarse por naturales en tablas, según los pedían  sus toros, dirigir la lidia con clarividencia– y todo lo hizo bien, con clase y con torería. Hasta estoquear con contundencia y salir por la Puerta Grande con tres orejas en la espuerta.

Fue el héroe del año en Las Ventas.

Mexicanos en el extranjero

Vencedor del certamen Ocho Países que cada verano tiene lugar en Madrid (cortó oreja en la eliminatoria y en la final, para convertirse en el máximo triunfador), Juan Pablo Sánchez tomaría la alternativa en Nimes de manos de Enrique Ponce (18.09). Tanto talento natural tiene que puede parecer frío al espectador medio, pero es un prospecto a seguir. Por su parte, Diego Silveti está acreditando la casta de la casa, y si en España, superando una herida leve en Sevilla, dio ya varios avisos sonoros (en Pamplona y Murcia principalmente), su paso por Sudamérica ha sido arrollador: un indulto en Lima y tres orejas en Quito. Parece que hay torero. Como lo hay sin duda en Sergio Flores, que se perdió lo mejor de la temporada española por culpa de inoportuno percance.

En todos estos casos, como en el de Joselito Adame, que aun ninguneado por las empresas importantes fue el matador mexicano que más veces se vistió de luces en Europa (16, con 14 orejas y siete salidas en hombros, por desdicha en puros cosos de tercera), habrá que desear que los apoderados espabilen, pues es ahí donde está el hándicap en contra de nuestra torería. Bien lo sabe Arturo Macías, la gran frustración del año, llevado al matadero de las corridas duras en España –10 actuaciones y tres percances, dos de ellos graves, dentro de una campaña de apenas seis orejas–.

Pero como lo anterior ya no entra entre lo grato del año, mejor dejamos aquí este repaso, en espera de que 2011 trate mejor a la fiesta brava y a sus apasionados seguidores.

 
 
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