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Lunes, 13 de diciembre de 2010
La Jornada de Oriente - Puebla - Sociedad y Justicia
 
 

Ubican a Nicolás Aguilar Rivera en un centro que dirige el obispo Sandoval Íñiguez

 
MARTÍN HERNÁNDEZ ALCÁNTARA

El cura Nicolás Aguilar Rivera, acusado de haber violado a más de 120 niños en México y Estados Unidos –y quien se encuentra prófugo desde hace cuatro años– fue visto en la Casa Alberione, un centro que, según integrantes de la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual de Sacerdotes (SNAP, por sus siglas en inglés), encubre a presbíteros pederastas y es dirigida por el obispo de Guadalajara, Juan Sandoval Íñiguez.

Erick Barragán Brugeño, presidente de SNAP para América Latina, manifestó que Aguilar Rivera, quien prestó sus servicios en la diócesis de Tehuacán en la década de los 80, habría ultrajado a otro menor del estado de Morelos apenas salió de la Casa Alberione.

“Nosotros tenemos otra víctima que nos dijo que estaba en Morelos en un colegio seminarista, y hay otras seis víctimas que no han denunciado pero hemos platicado con sus familias que nos han hablado del mal estado emocional en el que se encuentran”, apuntó en una entrevista que fue dada a conocer ayer por la corresponsal en Puebla de la cadena de noticias Radio 13.

Sobre la Casa Alberione, Barragán Brugeño expresó: “tengo conocimiento de que estuvo ahí (Nicolas Aguilar) hace años, desde antes que se fuera a la Ciudad de México, fue a parar ahí cuando regresó de Estados Unidos, se fue a Durango a trabajar en un seminario y ahí se regresó a Puebla y de Puebla a Guadalajara, y de ahí a la Ciudad de México; se salió de ahí. Regresó a Puebla y no se sabe qué ha pasado”.

 “Fui a Guadalajara porque estaba investigando unos casos de niños abusados por sacerdotes que estuvieron internos en la Casa Alberione. Las mismas víctimas me comentaron de dicha situación; que ellos mismos los acompañaron a los sacerdotes a sus consultas y los esperaban afuera.  Esa casa ellos me llevaron a conocerla, no sabía dónde estaba el lugar, yo fui a tocar la puerta, les dije que era sacerdote de Estados Unidos, que venía porque necesitaba ayuda, me había salido del seminario y de la profesión porque tenía problemas con niños y me dijeron ‘con mucho gusto lo aceptamos, aquí nada mas espere o regrese más tarde porque el director no está, pero aquí estamos para ayudarle y con mucho gusto lo aceptamos”, expresó.

El 16 de abril de 2007 La Jornada de Oriente publicó información en la que, de acuerdo con testimonios recogidos, Nicolas Aguilar había realizado actividades litúrgicas y comerciales en algunos municipios del estado como Ixcaquixtla y San Gabriel Chilac.

De acuerdo con las personas entrevistadas, el sacerdote se trasladaba por el estado sin preocupaciones a ser detenido por la Policía Judicial, pues presume de su inocencia.

Recientemente se ha destapado otro caso de presunta pederastia por parte de un sacerdote de la Diócesis de Tehuacán. Se trata de Raymundo Hernández Galván, quien oficiaba en San Pedro Acoquiaco y al que han implicado en el asesinato de Daniel López Chávez, cuyo cadáver fue encontrado el pasado 5 de diciembre.

Según las declaraciones que deudos han realizado al Ministerio Público, integradas en la averiguación previa 5582/2010/Th, el interfecto tuvo relaciones sexuales con el sacerdote y también le llevaba a menores de edad para que hicieran lo mismo; a decir de los declarantes, Hernández Galván iba a denunciar estos hechos al arzobispo de Tehuacán, Rodrigo Aguilar, dos días antes de su homicidio.

A propósito de ese hecho, el arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa, manifestó ayer, en la habitual rueda de prensa que ofrece los domingos, que en su arquidiócesis no habrá impunidad para pederastas.

 
 
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