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Viernes, 3 de diciembre de 2010
La Jornada de Oriente - Puebla -
 
 

 CINE 

Informar, saber dar y sobrevivir

 

La reunión del diablo,de John Erick Dowdle
ALFREDO NAIME

Son pocos los fines de semana en los que uno puede decir que todas las películas que vio valieron la pena. Esta vez y en mi caso, fueron El mensajero, de Oren Moverman, Saber dar (Please give), de Nicole Holofcener, y –toda una sorpresa– La reunión del diablo (Devil), de John Erick Dowdle. En las tres hay contexto de interés a ofrecerse. En cuanto a El mensajero, ópera prima de su director, recibió dos nominaciones al Oscar en la pasada entrega: a mejor actor de reparto (Woody Harrelson) y a mejor guión original; además, en el Festival Internacional de Berlín obtuvo el Oso de Plata a mejor guión y el galardón al “Film de paz” más sobresaliente. Lo actúan, espléndidamente, Ben Foster, Woody Harrelson y Samantha Morton. Por su parte, Saber dar presenta un cast realmente atractivo, con Catherine Keener, Rebecca Hall, Oliver Platt y Amanda Peet como estelares. Es una de esas cintas que encajan en el llamado “cine ordinario”, relativo a personajes falibles que atraviesan por el tipo de dilemas que igual le son cercanos, y hasta familiares, al espectador (en especial si ese cinéfilo vive en el Nueva York de hoy). Y en cuanto a La reunión del diablo, está lejos de ser un film de horror promedio o un rutinario shocker más. Es en realidad un thriller bien construido con una rara particularidad: su acción central transcurre en un elevador. (Por cierto: recuperó su presupuesto total de producción –11 millones de dólares– en tan sólo su semana de estreno en EU). Es de hecho la primera entrega de la llamada Night Chronicles Trilogy –cuya idea es “lo sobrenatural en la moderna sociedad urbana”– aludiendo eso de Night al célebre M. Night Shyamalan (Sexto sentido, La aldea, etcétera), quien produce la película e imaginó la historia.

En cuanto a sus respectivos argumentos, El mensajero acomete su historia partiendo de la delicada encomienda –de relevancia mayor– de dos oficiales del ejército veteranos de guerra: visitar a los familiares más cercanos de los soldados muertos en combate, justo para darles la fatal noticia. El acercamiento a dichas familias está sometido a un rígido protocolo, que se ve comprometido cuando uno de los oficiales (el personaje de Ben Foster) se interesa en la joven viuda de un compañero. Aclaro sin embargo que ese conato de affaire no es de fondo el asunto de la película, sino la mirada a esas encrucijadas que sus “nuevas vidas” presentan a los militares que regresan de la guerra, a la luz de perspectivas ya radicalmente distintas de las de esos con quienes conviven. En un año especialmente gris en cuanto a cine, este film es uno de los mejores que han llegado a Puebla.

En cuanto a Saber dar, su argumento tiene que ver con una serie de personajes femeninos –y algún varón, periféricamente– que atraviesan por diferentes crisis o dudas. Alguna, respecto de su soledad; otra, de su obsesión por entender por qué la “botaron”; otra, por su insatisfacción física consigo misma; y una más, por un sentimiento de culpa que la empuja a “ayudar” (más bien torpemente) a cuanto marginado cruza por su camino. Un film para reflexionar, sin bombas ni persecuciones ni villanos, en el que sus personajes tropiezan en muchos momentos, pero igual se redimen y aciertan en otros. Por último, La reunión del diablo parte de la descompostura del elevador de un edificio gigantesco, con cinco personas dentro; incidente relativamente menor –incluso común– que gradualmente va saliéndose de control hasta convertirse en una pesadilla. Vamos, cual si uno de los ocupantes fuese… el diablo mismo (ooops!). Es de esas cintas de las que no esperas mayor cosa, pero termina siendo un entretenimiento bastante digno. ¿Hay nombres de relumbrón en ella? No; pero aparece Chris Messina, a quien no hace tanto vimos en Vicky Cristina Barcelona y en Julie & Julia. Entonces, aquí les dejo tres alternativas fílmicas, ahora que ustedes, sin duda, ya vieron las peripecias de cierto mago de lentes.

 
 
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