Por lo menos a su llegada, la designación de Armando Ballinas Mayés como nuevo delegado del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Puebla, no parece favorecer a ninguna de las tres o cuatro corrientes que están peleando la presidencia estatal del partido. Se sabe que es un priista de mano dura, con una larga experiencia política y es alguien de todas las confianzas de la dirigente nacional del tricolor, Beatriz Paredes Rangel.
Ballinas Mayés es originario de Michoacán, en donde ha buscado en un par de ocasiones ser candidato a gobernador de ese estado, y además tuvo una estrecha relación con Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano cuando éste era el mandatario de esa entidad y miembro del tricolor. Es decir, es un político que tiene la experiencia de conocer el proceso de descomposición que sufre el PRI cuando pierde el control del Poder Ejecutivo.
Además, ha sido legislador federal y ha trabajado de cerca con figuras del priismo nacional como Luis Donaldo Colosio, Hilda Anderson, José Luis Lamadrid, Humberto Lugo Gil y Rafael Oceguera, entre otros.
Se dice que la principal encomienda que le dio Beatriz Paredes es que se reúna con todos los grupos del PRI, incluidos los aspirantes a la presidencia del partido y, sobre todo, que rinda un informe de cuál el verdadero grado de penetración de cada una de las corrientes y las condiciones para llegar a acuerdos entre los grupos.
Aunque ayer, por enésima vez, se volvió a definir una fecha para la elección del presidente del PRI, se sabe que con base en las primeras informaciones que recabe Ballinas Mayés se decidirá si la designación del dirigente se hará a finales de noviembre, tal como se mencionó este miércoles, o si el proceso se prolongará para las primeras semanas de 2011. Y tal determinación se deberá tomar en esta misma semana.
La razón por la cual Armando Ballinas ha llegado a Puebla con esa dinámica, obedece a que Beatriz Paredes no sabe como desenredar la sucesión en el PRI, luego de que fracasó sus intentos de convencer a Alejandro Armenta Mier de que no abandonar la dirigencia del partido.
Paredes, una vez que se supo la determinación irrenunciable de Armenta de dejar el PRI, se entrevistó en un par de ocasiones con el gobernador Mario Marín Torres y otros miembros del grupo marinista. Luego de esos encuentros, ella tenía la visión de que en Puebla había condiciones para que Javier López Zavala asumiera la dirigencia del partido con el consenso de la mayoría de las corrientes de dicha fuerza política.
Al mismo tiempo, tenía claro que si algo entorpecía la llegada de López Zavala, existe un “plan B” de los marinistas, que es el secretario de Desarrollo Social, Juan Carlos Lastiri.
Sin embargo, en las últimas semanas, cuando recibió a la gente de Enrique Doger Guerrero, del ex gobernador Melquiades Morales e incluso hasta el grupo de priistas de poca monta formado por Jorge Morales Alducin, Carlos Talavera y Miguel Quirós, la dirigente del tricolor se convenció del rechazo que existe hacia la persona de Javier López Zavala.
Y sobre todo, constató que López Zavala no hace nada para volver a convencer de que él es la mejor opción dentro del tricolor.
Más allá de conocer la debilidad del “señor Z”, Beatriz Paredes también se ha convencido que el resto de los grupos del PRI tampoco construyen acuerdos y ninguno acaba de demostrar que sería una alternativa para reunificar y rearticular al tricolor, cuando deje de ser gobierno.
Por eso la principal encomienda de Armando Ballinas Mayén será encontrar la ruta para el futuro del PRI poblano, una empresa compleja y que seguramente le provocará muchos dolores de cabeza.
La ambición de Claudia Hernández
Apenas se supo que habrá un presidente interno en el PRI estatal y la secretaria general del partido, Claudia Hernández Medina, empezó a promoverse para quedarse con ese cargo, y habría llamado a los líderes de varios grupos priistas para pedirle que la apoyen.
Y es que quiere pasar a la historia como la primera presidente mujer del PRI en Puebla y de esa manera, tener un factor que le ayude a borrar la gris trayectoria que ha tenido como dirigente del tricolor.
Por prelación le correspondería a Claudia Hernández subir al cargo en cuestión, pero si la salida de Armenta fuera por una renuncia u otro motivo que impidiera al presidente del partido no concluir el periodo para el cual fue nombrado.
Alejandro Armenta se va del PRI porque concluye su periodo, y algo que se le olvida a Claudia Hernández es que ella llegó al puesto de secretaria general al haber formado una fórmula con Armenta Mier, por tanto, termina para ambos el límite en que podían estar al frente del Revolucionario Institucional.
Si en el PRI se aplica correctamente la legalidad de sus normas internas, entonces la determinación que se debe seguir es: que junto con Armenta se debe marchar Claudia Hernández del Comité Directivo Estatal del tricolor.
Más allá de que si es legal o no un posible interinato de Claudia Hernández en el PRI, lo que en ese partido se deben preguntar es: ¿esta dirigente tiene las cualidades para encabezar el proceso de renovación de la presidencia de este instituto político?
La respuesta es que no, ya que si algo tiene Hernández Medina es que siempre ha sido factor de división, intrigas y confrontación dentro del PRI.
Ella fue la principal responsable de que la mayoría de las comunidades cristianas se alejaran del PRI y se pasaran a la oposición.