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Miércoles, 13 de octubre de 2010
La Jornada de Oriente - Puebla - Cultura
 
 

Óscar Hagerman, un arquitecto esencial, afirmó el diseñador Fernando Martín Juez

 

Fernando Martín Juez durante su cátedra en la Ibero / Foto Abraham Paredes
YADIRA LLAVEN

“Óscar Hagerman (La Coruña, 1936) es a la arquitectura lo que John Berger a la literatura: esencial. Desde que se recibió como arquitecto de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se unió a los que están cerca de la tierra y viven de ella, es decir, a los más pobres”, afirmó ayer el diseñador industrial y doctor en antropología por la UNAM, Fernando Martín Juez, durante la cátedra que lleva el nombre del arquitecto español.

Ante un colmado Auditorio “Ignacio Ellacuría”, de la Universidad Iberoamérica de Puebla (Ibero), Martín Juez expuso a los estudiantes que en la carrera de diseño industrial nos enseñan a buscar formas originales, “pero la riqueza más grande es hacer un mundo que le pertenezca a la gente y lo sientan suyo, porque eso es lo que da felicidad”.

Y acotó: “si tu casa no tiene que ver contigo, no es nada”.

El miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) propuso que en la escuela debería haber una materia que nos enseñara cómo relacionarnos, cómo comprender lo que la gente necesita; sin embargo, para eso hay que aprender a escuchar, y ese es el talón de Aquiles de los mexicanos.

Siguiendo la frase de Edward James, dijo que la arquitectura debe ser un canto a la vida, el canto de los que la habitan, y que lo más hermoso de un proyecto debe salir de lo más profundo de la gente.

“Lo maravilloso de la arquitectura es esa posibilidad de ayudar a crear pequeños mundos que armonicen con las personas”, comentó. Por ello, comparó a Hagerman con los tlamatinimes, término náhuatl que literalmente significa “los que saben algo” y que anacrónicamente equivale a filósofo.

Aunque prefiere la conversar directa, leyó a los jóvenes unas cuantas hojas sobre las contribuciones a la arquitectura, desde la antropología, respaldado con una proyección de imágenes sobre los diseños tecnológicos, que, a su juicio, en lugar de ayudar nos han complicado la vida, como el celular, las armas, los rascacielos y los autos.

 

La silla Hagerman

De manera solidaria, Hagerman ha supervisado talleres productivos y proyectos arquitectónicospara el mejoramiento de vivienda y centros comunitarios desde Chihuahua hasta Chiapas, en donde promueve el desarrollo sustentable de campesinos indígenas.

También ha desarrollado proyectos para grupos de mujeres en Cuetzalan y para niños de la calle en Oaxaca y Puebla.

Así, relató el antropólogo Martín Juez, fue cómo Hagerman descubrió el diseño de la silla que lo popularizó. “No la de Van Gogh, pero parecida, porque las sillas honestas, las puras se parecen entre sí”.

Surgió como una alternativa de mejorar las ganancias, que eran pocas, de un grupo de artesanos que trabajaban la madera, agrupados en la cooperativa “Emiliano Zapata”, de ciudad Nezahualcóyotl.

“Ellos fabricaban cofres para difuntos, y se animaron mucho con la idea de hacer muebles. Durante casi seis años, además de diseñar, Hagerman les ayudó a conseguir proveedores, cuidar sus máquinas y seguir todo el proceso”, contó.

Así nació la popular silla, que ya usaba la gente y que la adoptó como suya. Después, los artesanos la copiaron y la empezaron a vender en las banquetas, en los mercados, en las fondas, en las carreteras. Vendían cientos de miles de sillas.

Martín Juez comentó que en la actualidad la silla es posiblemente uno de los muebles más reproducidos de la historia de México, casi como el metate. Al mismo tiempo, destacó que el mobiliario es la más pequeña de las arquitecturas.

La cátedra, bajo el tema “Arquitectura, diseño y modos de vida”, tiene el objetivo de conjuntar el trabajo de académicos, investigadores y estudiantes del diseño y la arquitectura para mejorar las condiciones de vida de los habitantes tanto de las zonas rurales como urbanas, con un criterio de sustentabilidad  y respeto por su diversidad cultural.

Hoy, a partir de las 9:30 horas, la escritora Elena Poniatowska hablará del arquitecto, a quien se le rinde homenaje. A las 11:15 estará Ricardo Legorreta, y el cierre lo dará Hagerman, el jueves a las 9:30 horas.

 
 
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