El titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Darío Carmona García, recomendó al personal del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) evaluar la “necesaria” demolición de la casona que se ubica a un costado del Colegio Leona Vicario, pues una de sus bardas podría afectar a la comunidad estudiantil.
El funcionario detalló que a consecuencia de las lluvias, una de las bardas traseras del edificio –que se utiliza como unidad habitacional– se derrumbó al interior de la vecindad; sin embargo, indicó que si las condiciones continúan, “el edificio podría venirse abajo y sobre ellos (los alumnos de la escuela primaria)”.
“El INAH tiene que determinar el desalojo y la demolición del edificio. Por mucho que sea un edificio histórico no está en condiciones de seguir operando y podría dañar a la escuela. Yo no sé lo que tengan que hacer en término de los inquilinos, pero se debe resolver el problema”, acotó en entrevista.
Hasta el momento, indicó Carmona García, el plantel ubicado en la calle 5 Poniente número 907, en el centro, no presenta ningún daño estructural en sus instalaciones. No obstante, el titular de la SEP afirmó que “en cualquier momento podría derrumbar la barda”.
Según reportes de Protección Civil Municipal, el daño que se presentó hace unos días ocurrió al interior del edificio histórico que colinda con el Colegio Leona Vicario, luego que la humedad en las bardas ocasionó el derrumbe de una, sin que se hayan registrado víctimas ni daños materiales de los vecinos que ahí habitan.
“El daño no es de la escuela, es el edificio vecino. Pero ya le pedí a Protección Civil que colabore con los del INAH, porque ahí tienen que desalojar a los vecinos. El daño está provocado por humedad y empezó a derrumbar la barda trasera”, afirmó Carmona.
Ante ello, el titular de la SEP detalló que sólo se acordonó la zona dentro de la escuela, pues no hubo necesidad de suspender las clases ya que no hay afectaciones en los salones.
Por la tarde, la directora de la primaria Leona Vicario, Virginia de la Torre, afirmó que la dificultad para derrumbar el edificio, que podría afectar la integridad de los 90 estudiantes que estudian en el plantel, se debe principalmente a que las siete familias que habitan la casona están en un juicio patrimonial para obtener los derechos de uso de suelo del área.
“Las familias que viven en esas ruinas pretenden quedarse con el inmueble, los inquilinos están amparados y yo les pregunto si es más importante conservar esa barda o la vida de los 90 niños”, finalizó en una entrevista televisada.
