La Comisión Nacional de Garantías del PRD expulsó a nueve dirigentes de este partido y suspendió a otros nueve como resultado de una serie de procesos que se iniciaron en su contra por negarse a aceptar la alianza que este instituto político sostuvo con el PAN en el pasado proceso electoral del estado de Puebla.
La determinación de los órganos del PRD de iniciar una purga contra quienes no estuvieron de acuerdo en la alianza con el PAN no se puede considerar como parte de uno de tantos conflictos que ocurren entre las corrientes internas de esta agrupación, sino que se puede considerar como una crisis en la cual la izquierda partidaria está en proceso de desaparecer.
El proyecto de coalición sobre el que funcionó la unión del PAN y el PRD en el reciente proceso electoral, no fue resultado de un proyecto de democratización de la vida política del país o de buscar un nuevo modelo económico que permita aliviar la lacerante pobreza que sufre la mayor parte de la población. El objetivo final fue simplemente la conquista del poder que principalmente benefició a ex priistas y en algunos personajes del PAN.
Con los resultados de este proceso electoral se ha dado un respiro al PAN para que pueda disputar la presidencia de la República en 2012. Y resulta sorprendente que eso se logró con la contribución del PRD, que por la ambición de sus dirigentes de conseguir algunos espacios de poder ha dado al traste con todas las diferencias ideológicas, éticas y programáticas que esta fuerza política tenía con la derecha. Además, se deja atrás un proyecto que representaba una esperanza para millones de mexicanos que sufren las consecuencias de un modelo económico, impulsado por priistas y panistas, que solamente beneficia al capital privado y no hace nada para frenar el ensanchamiento de las desigualdades sociales.
