Contrario a lo vaticinado por las encuestas, los resultados de la jornada del domingo pasado no se inclinaron hacia un claro ganador. Los tres grandes partidos políticos del país vieron mermadas sus fuerzas, al perder importantes “bastiones”; el Partido Revolucionario Institucional (PRI), aunque resultó ganador en la mayor parte de los estados en contienda, perdió dos entidades de enorme relevancia y en las que, además, nunca habían experimentado una derrota: Puebla y Oaxaca.
Tampoco podemos considerar que el Partido Acción Nacional (PAN), que perdió en Aguascalientes y Baja California (aunque en este último sólo se realizaban elecciones legislativas), estados tradicionalmente azules, haya obtenido una victoria contundente. En el mismo caso se ... (+)