La Secretaría de Salud local dio a conocer un informe sobre la empresa de agroquímicos Dragón sumamente contradictorio: la incongruencia más destacada versa en el número de personas que resultaron intoxicadas tras la explosión que ocurrió el 24 de marzo, pues mientras hace un mes reportaron 750, ahora señalan que sólo hubo seis.
Las inconsistencias en los datos aportados por la dependencia no hacen sino abonar al clima de enojo social y desconfianza en el gobierno que priva no sólo en la región de Izúcar de Matamoros, sino en el resto de la entidad, pues por su envergadura el caso de las explosiones en la factoría se ha convertido en un tema de sumo interés público.
Por una razón, que hasta ahora no ha sido convincente, no ha sucedido el desenlace que dicta el sentido común y que espera la ciudadanía; es decir, la clausura y destierro definitivo de la industria, de la cuál se sospecha que es productora de sustancias que generan varios males a la salud, el más letal, el cáncer.
Desde que ocurrieron las explosiones en San Juan Epatlán la única constante ha sido el espasmo de las autoridades de los tres niveles de gobierno que, pretextando investigaciones y facultades de intervención, han dejado que la zozobra crezca y se multiplique hasta haberse convertido en malestar justificado de la población, que se va organizando para impedir el funcionamiento de Dragón para siempre.
Es necesario que de una vez por todas se defina la clausura definitiva de la compañía, antes de que otra cosa suceda.