Como parte de la lucha que se desató entre el PRI y el PAN por el apoyo electoral de las comunidades cristiano–evangélicas, el lunes hubo una muestra de que Acción Nacional le ha ganado al tricolor el respaldo de este segmento de la población. Ese día, de manera sigilosa, se reunieron 55 líderes cristianos –de las llamadas mega–iglesias– con el candidato de la coalición Compromiso por Puebla, Rafael Moreno Valle Rosas.
El encuentro fue en el restaurante Che Garufa –ubicado en la colonia La Paz– y duró casi dos horas. Los asistentes no prometieron un determinado número de votos a favor de Moreno Valle ni mucho menos que habrá un apoyo corporativo al candidato opositor, pero sí llamó la atención que los asistentes tenían la opción de no acudir, y sin embargo ahí estuvieron presentes los representantes de la organizaciones más grandes.
Entre los asistentes se encontraban líderes de Amistad Cristiana y Fuente para el Mundo –que tiene 6 mil seguidores–, así como de varias asociaciones civiles, que han salido de las llamadas mega–iglesias, que son las agrupaciones más antiguas y con el mayor número de miembros.
Para evitar nuevas controversias, los líderes cristianos pidieron que no estuviera presente la prensa y establecieron que no habría ningún pronunciamiento político, es decir, que no ofrecerían votos.
Dicho de otra manera, que no cometieron el mismo yerro en que incurrió José Alonso Trujillo Domínguez el pasado 14 de abril, quien a nombre de la dirigencia nacional de la asociación política Convicción Mexicana por la Democracia (CMD) le ofreció más de 100 mil votos al PRI, y en lugar de actuar como una organización religiosa se mostró como una estructura corporativa.
En el encuentro del lunes salió a relucir que la mayoría de los 55 líderes cristianos que se congregaron en el restaurante argentino de La Paz no fueron convocados al encuentro del 14 de abril –que organizó Alonso Trujillo de CMD– ni hasta la fecha han dado su respaldo al PRI.
Incluso establecieron que no han tenido contacto con los dirigentes del tricolor, ni mucho menos con sus candidatos.
Y es que de sobra es conocido que José Alonso Trujillo se adelantó a dar su apoyo público al PRI sin contar con el respaldo de muchos de los grupos locales de las iglesias cristianas, lo que provocó una escisión en el CMD al salir de dicha agrupación el ex regidor Fernando Rojas Cristerna.
La reunión que el medio centenar de líderes cristianos tuvo con Moreno Valle se dividió en dos partes; en la primera, el candidato presentó su diagnóstico de las condiciones sociales y económicas del estado, haciendo especial hincapié en el tema del campo.
En la segunda parte, los representantes de iglesias y asociaciones no católicas lo bombardearon de preguntas al aspirante, centrándose principalmente en un tema: ¿por qué dejó el PRI en el año 2006?
Algunos de los testigos de dicho encuentro, y que hablaron con este columnista, dijeron que sin que hubiera manifestaciones de efusividad se mostró aceptación, complacencia y agrado a muchas de las respuestas del candidato, como la relativa a que dejó el PRI porque era un partido que atraviesa una crisis moral y no garantiza sacar adelante los problemas sociales del estado.
El resultado de esta reunión puede llevarnos a dos reflexiones: una, que a nadie debe sorprender este acercamiento de los cristianos al PAN, ya que es el partido con el que comparten más identidad ideológica, y que el PRI dejó de ser parte de la identidad de importantes núcleos de cristianos–evangélicos, luego de que por décadas hubo una estrecha relación entre dicho instituto político y las organizaciones no católicas.
Dos, que en el PRI hay una serie de líderes cristianos que han estado engañando a los dirigentes y candidatos de dichos partido haciéndoles creer que la mayoría de los integrantes de iglesias evangélicas está con el tricolor.
O por lo menos surge la pregunta: ¿de qué sirve que sea líder cristiana la secretaria general del PRI, Claudia Hernández Medina?
Hasta ahora no ha servido de nada al tricolor.
