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Martes, 2 de marzo de 2010
La Jornada de Oriente - Puebla - Salud
 
 

Se agudiza la obesidad mórbida en niños menores de edad en el estado de Puebla

 
AMÉRICA FARÍAS OCAMPO

El problema de la obesidad infantil en el estado de Puebla se ha agudizado. Tan sólo en el Hospital para el Niño Poblano (HNP) cada mes se diagnostican 80 nuevos casos de este problema. Lo más grave es que de éstos, 24 son de tipo mórbido, que es la clase más peligrosa de esta enfermedad, ya que la masa corporal de quienes la padecen es del doble o triple de su peso ideal.

El incremento de la obesidad ha provocado que en la actualidad se diagnostiquen casos de diabetes tipo II en infantes, problema que anteriormente sólo se detectaba en adultos.

Margarita Barrientos Pérez, miembro del Comité de Obesidad de la Confederación Mexicana de Pediatría y endocrinóloga del HNP, refirió que tres de cada 10 niños que asisten a consulta de endocrinología tienen diabetes tipo II.

En promedio, se atiende a 100 infantes en esta área. Agregó que al año se diagnostican 20 nuevos casos de niños con este tipo de diabetes; incluso, acalaró, también  atienden a infantes con complicaciones por esta enfermedad crónica degenerativa como insuficiencia renal, problemas hepáticos y metabólicos.

De acuerdo con la última Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENSANUT), realizada en 2006, en el estado la prevalencia de obesidad o sobrepeso en este grupo de la población oscila entre 20 y 30 por ciento, que en números equivale a 188 mil 685 infantes.

Esta cifra, que seguramente en 2010 ya incrementó, es 10 veces mayor a los 18 mil 881 casos de desnutrición que reportó la Ssa local en 2009 en toda la entidad.

En la capital del estado, se estima que uno de cada cinco niños tiene este problema, informó Gabriela Alcalá Ruiz, presidente del Sistema DIF municipal.

El incremento de la obesidad se debe al aumento en la ingesta de grasas y carbohidratos procesados, a la disponibilidad de la comida chatarra, así como a la reducción de la actividad física, explicaron Margarita Barrientos, Flor Gómez Plata, jefe de nutrición en el HNP y Alcalá Ruiz, en entrevista por separado con La Jornada de Oriente.

Margarita Barrientos y Flor Gómez advirtieron que de no frenarse esta incidencia, las nuevas generaciones de padres van a ver morir a sus hijos por enfermedades crónicas degenerativas asociadas a la obesidad.

La semana pasada, el secretario de Salud federal, afirmó que los menores con obesidad podrían tener un retroceso en su esperanza de vida de hasta siete años, si no combaten ahora el problema.

Cambian leche por refresco

 

En los últimos años los hábitos alimenticios de los niños que habitan en las comunidades rurales y urbanas se han modificado. Ello debido a que la distribución de la comida chatarra se ha disparado, manifestó Gómez Plata.

Por ejemplo, refirió, que en las comunidades rurales los niños están anulando el desayuno y su primer alimento es un refresco de cola con un taco de salsa.

En las comunidades rurales, abundó Barrientos, los infantes cambian la leche por el refresco.

Flor Gómez señaló que anteriormente la literatura médica sólo destacaba la desnutrición en la pobreza, pero ahora, señaló, hay escritos que abordan la obesidad de la pobreza.

“La desnutrición y la obesidad son dos problemas de salud pública que van de la mano. El exceso de peso se está encaminando a la enfermedad; ya tenemos pacientes en sillas de ruedas por no poder caminar por el gran contenido de peso, por tanto, vale la pena comentar que somos una generación de padres que vamos ver morir a nuestros hijos, no como sucedía antes que los hijos veían morir a sus padres, ahora los hijos se están enfermando de males crónicos degenerativos de difícil manejo”, aseveró Gómez.

En las comunidades urbanas los hábitos alimenticios también se han modificado. Los refrescos y la comida chatarra han desplazado a las frutas, verduras y agua natural de la dieta de los habitantes de la capital poblana.

Por ejemplo, la ingesta de sodas y productos enlatados en los niños en edad escolar es de 60 por ciento, mientras que la de hortalizas sólo 30 por ciento. 

Así lo revelan datos preliminares de un estudio sobre alimentación de Puebla, que realizan estudiantes de la licenciatura de Nutrición y la investigadora Rosario Robles Galindo, de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla.

Una de las primeras conclusiones de esta investigación que se presentó hace un año en el Primer Congreso Nacional de Ciencias de la Salud, es que la alimentación de los poblanos “está en crisis”, ya que el consumo de comida chatarra y refrescos es mayor que la de frutas y verduras.

Flor Gómez explicó que las modificaciones en los estilos de vida de la mujer han incidido para que se agudice el problema de la obesidad infantil, pues anteriormente las féminas tenían más tiempo para preparar los alimentos de sus hijos y ahora, como tienen que cumplir con un roll laboral prefieren darles dinero para que ellos se compren su alimento en la escuela y por ende, no existe una vigilancia en los productos que ingieren.

Refirió que las madres de familia les otorgan entre 10 y 25 pesos diarios a sus hijos para que elijan qué desayunar.

“Regularmente eligen botanas, refrescos, papitas, pastelitos, que lejos de apoyar a mejorar su estado nutricional se llenan de grandes cantidades de energía, de sodio, de grasa y finalmente están causando obesidad. En los pueblos también están anulando el desayuno y su primer alimento es un refresco de cola y un taco de salsa, entonces los hábitos de alimentación se han modificado de forma negativa”, aseveró.

 

Educación, más que

prohibición de chatarra

 

A mediados de febrero del presente año, senadores del Partido de la Revolución Democrática (PRD) demandaron a la Secretaría de Educación Pública (SEP) eliminar de las cooperativas escolares los productos chatarra, los cuales generan ganancias superiores a los 20 mil millones de pesos, pero repercuten severamente en la salud de los infantes.

Las especialistas en nutrición y salud entrevistadas por este medio, consideraron que regular la venta de comida chatarra en las escuelas es una medida “positiva”, pero insuficiente sino se atacan los problemas económicos, no se lanzan políticas públicas para promover los buenos hábitos alimenticios y sobre todo, si los padres no se hacen responsables en la educación alimenticia de sus hijos. 

“No sólo se trata de retirar ese tipo de alimentos para frenar un poco la disponibilidad de comida chatarra en los niños; es un trabajo conjunto entre sociedad y gobierno para que de esta manera se establezca y favorezca la buena cultura de usos y costumbres (...) desgraciadamente a veces nos olvidamos de implementar políticas que tengan que ver con favorecer culturas y hábitos alimenticios sanos en las familias, comunidades y escuelas”, indicó Gabriela Alcalá.

“No hay que esperar –abundó Flor Gómez– a que se hagan leyes para modificar los malos hábitos y los malos negocios; los papás tienen una gran responsabilidad para saber cómo alimentar a sus hijos, este problema se tiene que solucionar de manera multifactorial”.

Margarita Barrientos indicó que en países como Chile se eliminó la comida chatarra de las escuelas y se instalaron “kioscos saludables”, en los cuales se comercializan frutas y verduras, incluso, se venden productos empaquetados como la comida rápida para atraer la atención de los alumnos, pero que contienen fruta deshidratada en forma de papas fritas.

Expresó que este tipo de estrategias sí han contribuido a disminuir la incidencia de obesidad en la población de edad escolar, por tanto, consideró que una estrategia similar se podría aplicar en el estado.

 
 
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