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Miércoles, 10 de febrero de 2010
La Jornada de Oriente - Puebla - Economìa
 
 

Los obreros textiles de Acrimex, cuatro años en huelga sobreviviendo al poder

 
JAVIER PUGA MARTÍNEZ

¿Cómo se sobrevive a una huelga de cuatro años y medio que no tiene para cuándo terminar? El 21 de agosto de 2005, los trabajadores de la empresa textil Acrimex se fueron a una huelga luego de que por más de un mes no recibieron su sueldo, y a pesar de que el propietario de la fábrica, José Chedraui Alam, está obligado por la Federación a pagar sueldos, salarios caídos, prestaciones y jubilaciones desde 2008, a la fecha no les entregado un solo peso a 167 obreros.

Desde el día en que cerraron las instalaciones, ubicadas sobre la calzada Zaragoza, en el municipio de Puebla, los trabajadores no sólo han tenido que soportar las inclemencias del tiempo al vivir, literalmente, en el campamento al aire libre que instalaron a las puertas de este lugar, sino que también han padecido los abusos, la prepotencia y las argucias legales de Chedraui Alam.

De igual forma, han enfrentado el favoritismo de la CTM hacia el empresario, intentos de corrupción en la Procuraduría Federal de la Defensa del Trabajo (Profedet), la indiferencia de la actual administración de la Secretaría del Trabajo (ST) del estado de Puebla y hasta la humillación de haber sido “acarreados” a mítines del PRI para apoyar a los candidatos de ese partido con la falsa promesa de que recibirían ayuda para tener el dinero que por derecho les corresponde.

“Es desesperante, no sabes. En la casa están los gastos, y si uno no paga le cortan el agua, la luz... Unos tienen empleo, pero otros se angustian de que no encuentran en qué trabajar. Mientras mucha gente está pensando en las fiestas, ya sea ahora las del carnaval o en diciembre, nosotros sólo estamos pensando en tener algo para comer”, señaló Jorge Morales, uno de los trabajadores de Acrimex. 

En entrevista con La Jornada de Oriente, Morales y otros cinco de sus compañeros relataron que la maquinaria textil todavía puede ser vendida, para obtener de ahí los 200 mil pesos que adeuda a cada obrero –sin contar el pago de las liquidaciones, ya que cada uno tiene distinta antigüedad laboral–, que en total sumarían unos 33 millones 400 mil pesos.

Sin embargo, el tiempo pasa y la maquinaria se vuelve obsoleta; algunas ya carecen de valor alguno, pues ya ni siquiera se fabrica el hilo para hacerlas producir esto mientras la promesa de Chedraui Alam de venderla sólo quedó en eso. 

Acrimex aún puede volver a funcionar como fábrica textil de proceso completo, es decir, de preparar, confeccionar y entregar productos si los trabajadores decidieran aceptar la maquinaria como pago.

Sin embargo, esa posibilidad les genera incertidumbre y hasta temor, pues han visto las experiencias que han tenido otros obreros, también en huelga, que decidieron convertirse en cooperativa: ningún caso funcionó, y en uno, Textiles Miguel, los trabajadores terminaron demandándose judicialmente unos a otros y saqueando el lugar.

“No somos una cooperativa, porque fuimos obreros, pero no sabemos administrar, y se requiere a alguien que sepa hacer negocios sin hacerse millonario a nuestra costa. Además, ¿quién va a querer invertir en esto? Las fábricas textiles que están en la colonia La María, a las que supuestamente les invirtió el gobierno, mejor terminaron por convertirse en museo... y ya se están cayendo”, señalaron.

 

La CTM, a favor de Chedraui y los coreanos

Lo que Morales y el resto de los trabajadores en huelga no se explican es por qué razón el abogado de la CTM que entonces llevaba su caso contra Acrimex, Leonel Cisneros, evitó que la huelga estallara 15 días antes de que fueran colocadas las banderas.

Ese fue tiempo suficiente para que Chedraui vaciara las bodegas por la parte de atrás de la empresa, explicaron los hombres, quienes agregaron que esa fue una de tantas irregularidades que Cisneros cometió a favor del empresario de origen libanés, por lo que se quejaron de él ante la CTM y terminaron cambiándolo por su actual defensor, Arturo Contreras.

Otra de ellas fue el “favor” que la CTM le concedió al textilero para permitirle la operación de una maquiladora clandestina que era operada por unos coreanos, que estaba ubicada dentro de las instalaciones de Acrimex.

“Los coreanos estaban allá atrás con su gente, tenían sus propios trabajadores que entraban y salían por la parte posterior. Cuando estalló la huelga ellos ni se enteraron de qué es lo que estaba pasando, pero al cerrarles las bodegas Cisneros nos dijo que les abriéramos las puertas o nos íbamos a meter en problemas. Esa maquila era parte de aquí, pero era clandestina”, relataron.

Agregaron que esa es sólo una de las mañas de Chedraui Alam para no pagar impuestos pero para beneficiar a sus negocios. “Lo que hay que hacer para no pagar impuestos y aquí vimos muchas cosas, como el pozo clandestino que está dentro de la fábrica, pero que en realidad era para el uso de la empresa Superagua, que también es de José Chedraui. No sabemos si esté funcionando, pero cuando aquí cortábamos la luz, de allá venían y le subían. Quizás se conectaron al pozo por otro lado, pero ese es uno de sus tantos negocios, como los Italian Coffee, es el mismo dueño”, continuaron.

 

Un porcentaje

Los obreros relataron que en su momento tuvieron la oportunidad de que su caso se resolviera “más rápido”. Fue hace más de un año, cuando acudieron a la Profedet, que entonces estaba encabezada por Fernando Castro Azuara, hoy asesor de los diputados federales del PAN. El trato era simple: el entonces funcionario federal les dijo que se acercaran a él y que los llevaría con una “licenciada” que lo resolvería con prontitud, pero había que darle a esa mujer “un porcentaje” del pago que obtendrían.

Quizás por eso del que mejor recuerdo tienen es de José Antonio López Malo, cuando éste fungió como secretario del Trabajo del estado de Puebla. De él aseguran que se preocupó más por el caso y la situación de los obreros, pues incluso les ofreció apoyarlos con un profesor para que pudieran terminar la primaria o la secundaria, y abundar en la enseñanza de algún oficio. En otra ocasión con algunas despensas aun con el riesgo de que López Malo pudiera salir regañado, pues eso no está permitido.

“En cambio ahora, con Pericles Olivares, pura indiferencia. Nada más nos dice que somos compañeros, pero nunca lo vimos partirse la madre aquí en los hilares”, dijeron.

 

Apoyando al candidato Leobardo Soto

Sin embargo, a pesar de sus cuatro años y medio de huelga, los hombres relatan que su peor experiencia fueron las promesas falsas de los priistas que los utilizaron sólo para promover a sus candidatos; un caso concreto, el del ahora “diputado obrero” Leobarto Soto Martínez.

“Leobarto Soto era el dirigente de la CTM aquí en Puebla, pero cuando quería ser candidato e íbamos a buscarlo hasta nos invitaba a pasar a tomar un café. Hoy ya ni siquiera nos dejan pasar a las oficinas, ya ni nos conoce. Nos dijo que le entráramos a su campaña, que nos iba a ayudar y ahora ya ni nos habla”, agregaron.

También relataron que la misma CTM poblana los llevó como “acarreados” hace como dos años a un acto oficial donde estuvo el secretario federal, Javier Lozano Alarcón. “Ahí estuvimos, en el polideportivo de Ciudad Universitaria, dándole vueltas a una matraca; nos llevaron como niños de primaria, formaditos para ir como acarreados a la ceremonia porque estaba el gobernador y Lozano”.

Dicen que no pierden las esperanzas, pero mostraron su decepción de las autoridades al ver a José Chedraui en la primera fila de invitados del gobernador Mario Marín en su pasado quinto informe de gobierno.

“Chedraui ya tenía un plan para desaparecer esto, con la nueva maquinaria que iba a traer para Acrimex abrió su empresa Chemtex, en Huejotzingo, y allá está él. Aquí vimos maquetas donde planeaba convertir esto y el mercado Zaragoza en un hotel y en una plaza comercial”, aseguraron.

 
 
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