Frida Villar apenas tiene 11 años y ya es consciente de ella. “Pienso en la muerte una vez al mes… Nunca se me había ocurrido hacerme una última fotografía, pero me gustaría que fuera con los objetos que más me gustan a mí, sólo con eso. Fotos de mis familiares. No me da miedo, pero cuando pienso en eso me pongo nerviosa, me dan ñañaras incluso cuando ya estoy acostada para dormirme, me pongo a pensar en eso, y siento cosas… de que ya hasta allí llegué…”
Al igual que Frida, otras 12 personas desde los nueve hasta ya pasados los 80 años son parte de In Memoriam / Memento Mori, exposición fotográfica de Humberto Ríos Rodríguez que le recuerda al público su propia mortalidad.
En la primera parte, In Memoriam, personajes con nombre y edad dejan testimonio de su paso por el mundo a través de un retrato que hace eco de las fotografías post mortem del siglo XIX donde los cadáveres eran colocados en sus contextos cotidianos –camas, salas, etcétera– antes de ser sepultados. En el siglo XXI, los modelos de Ríos Rodríguez posan –aún con vida– rodeados de peluches, estéreos y computadoras. Y no sólo comparten su esencia con el espectador a través de la lente, sino que trascienden gracias a los textos que acompañan cada retrato.
“Para mí la muerte es alguien que mata, o que te secuestra, me da miedo…”, dice Liliana González de nueve años, mientras con los ojos bien abiertos y protegida de Scooby Doo y Garfield, las figuras de un hombre y una mujer resguardan cada lado de su cama.
“La verdad no me lo pregunto, solamente que si muero en la calle antes de cumplir mi sueño sería otra cosa… para mí lo más feo sería un terremoto, estar en un edificio alto y que se caiga hacia abajo”, dice uno de los cuatro anónimos de Memento Mori que el fotógrafo captó en las calles, rodeados de asfalto, cemento y graffiti.
