La cultura ska de la década de los años 70 se integró casi totalmente a la música y estética punk. Estos estilos musicales dieron pie, a su vez, a géneros musicales como el punk Oi!, algo así como el hijo primogénito del matrimonio entre el ska inglés y la cultura punk. En varios países como España, Estados Unidos, Australia, Italia e incluso Inglaterra el ska tuvo un revival de mucha fuerza y los músicos regresaron al shuffle jamaiquino de los años 50. Para la década de los 80 apareció lo que se conoce como la tercera ola del ska y muchas bandas retomaron los sonidos originales de este género musical; la agresividad, sin embargo, siguió siendo parte esencial de la actitud de esta música. En esta tercera ola del ska, las canciones recurrieron nuevamente a los metales y el sonido de estos volvió nuevamente a dominar en este género.
En los 80 el ska finalmente penetró en la psique estadounidense. Influenciados por los sonidos británicos, jóvenes estadounidenses empezaron a adoptar el ska como propio y surgieron bandas como The Toasters y Mighty Mighty Bosstones. Para los 90 el sonido ska ya era parte del paisaje musical de California y bandas tan rudas como Rancid, así como propuestas más fresas como No Doubt, dominaron la escena.
Latinoamérica también adoptó el ska y de Argentina salieron a la escena mundial los legendarios Fabulosos Cadillacs. En Venezuela Desorden Público y en México bandas como El Inspector, Pateón Rococo y Sekta Core también contribuyeron a su popularidad. El sonido ska se extendió por toda Latinoamérica, pero la cultura skinhead tuvo poca aceptación. En México, las bandas de ska, más bien prefirieron las rastas y los colores verde, amarillo, rojo y negro de las banderas de África para expresarse. Pocos se rasuraron la cabeza aunque algunos sí recurrieron a los cuadros en blanco y negro del logo de la disquera inglesa Two–Tone.
En Europa las bandas que tocan música oi!, el ska–punk y el ska tradicional están nítidamente divididos ideológicamente. Existen cuatro grupos ideológicos de skinheads: los apolíticos que circulan sin prejuicios en todos los círculos; los que están en contra del racismo; los fascistas y neo–nazis y, los más violentos de todos, los fascistas que están en contra de los skinheads que no aceptan el racismo. A raíz de ello se han formado agrupaciones como Sharp (Skinheads Against Racial Prejudice) y del otro bando grupos como HellEnic Skinheads de Grecia. Están también los ultra llamados 88 (H es la octava letra del alfabeto y repetido da H.H., las siglas del saludo Nazi “Heil Hitler”) y en España nació el slogan “Hasta la vista antifascista”. En los Estados Unidos los skinheads neo–nacionalistas encontraron aliados en el Ku Kux Klan y se dedican a atacar u hostigar mayormente a inmigrantes mexicanos así como a personas afro–americanas y a los homosexuales. Los skinheads y punks neo–nacionalistas pertenecen a los grupos que se conocen como hooligans que violentan los partidos de futbol. Los dos grupos frecuentemente provocan violencia durante marchas y conciertos. En la mayoría de los países europeos los grupos fascistas están prohibidos y no se tienen cifras exactas pero se estima que poco más del 50 por ciento de los skinheads son de ultra–derecha. Musicalmente las bandas de rechtsrock, o de música de derecha, no son de mucho interés porque sólo utilizan los instrumentos como medio para hacer ruido y exclamar frases de odio que se repiten fácilmente. Esa es una gran diferencia entre skinheads de derecha y skinheads tradicionales que siguen la tradición musical ska. Los skinheads tradicionales proponen música con cadencia y bien ejecutada mientras que los neonacionalistas escuchan música mal ejecutada y llena de propaganda política y slogans de odio.
