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Miércoles, 24 de junio de 2009
La Jornada de Oriente - Puebla -
 
 

 MEDICINA E INVESTIGACION  

El sistema cardiovascular / III

 
RAFAEL H. PAGÁN SANTINI

El pasado 19 de mayo falleció el galardonado Robert F. Furchgott, quien recibiera en 1998 el Premio Nobel de Fisiología y Medicina junto con Freid Murad y Luis J. Ignarro por sus descubrimientos referentes a “El óxido nítrico como molécula de señalización en el sistema cardiovascular”. El estudio de Furchgott y Zawadzki demostró la importancia fundamental del endotelio como modulador de la respuesta vasodilatadora arterial, al observar que la función normal del endotelio depende de una sustancia que ellos denominaron “factor de relajación derivado del endotelio” (ERDF). En 1986 Moncada et al. Establecieron, la identidad del ERDF como el óxido nítrico. Actualmente podemos decir que la disfunción endotelial representa la pérdida de la capacidad del endotelio para modular el tono vascular y para inhibir los procesos de agregación plaquetaria, adherencia neutrófilos y de proliferación celular.

Cuando hablamos de tono muscular nos referimos a la contracción parcial, pasiva y continua de los músculos. En el caso de los músculos esqueléticos, ayuda a mantener la postura. La tensión muscular se mantiene por impulsos nerviosos inconscientes que mantienen los músculos en un estado de contracción parcial. De haber un tirón o un estiramiento, el cuerpo responde automáticamente aumentando la tensión muscular. Por lo tanto el término tono muscular nos habla de una condición de base. Las arterias están formadas por una capa intermedia de músculo liso. El óxido nítrico, como molécula de señalización, actúa directamente sobre este músculo, relajando el tono muscular. Este mecanismo aparentemente tan sencillo coadyuva en el control de la presión arterial.

La hipertensión es un trastorno del nivel promedio al que está regulada la presión sanguínea del cuerpo. La regulación de la presión sanguínea es una de las funciones fisiológicas más complejas; depende de las acciones integradas de los sistemas cardiovasculares, renales, neurales y endocrinos. Su regulación es flexible y responde a los requerimientos de la perfusión local de órganos. Dentro de las funciones generales de los sistemas cardiovasculares y renales está la de regular la presión sanguínea para mantener el equilibrio económico del cuerpo.

La presión sanguínea proporciona la fuerza impulsora que lleva la sangre a través del sistema vascular. Esta función es esencial para la vida, proporciona perfusión a órganos críticos como el cerebro y juega un papel clave en la maximización de las funciones de los demás órganos del cuerpo. Por ejemplo, el sodio total corporal y el equilibrio del agua están regulados parcialmente por la presión de la perfusión renal arterial.

La pérdida de la capacidad del endotelio para modular el tono vascular es el principal factor de riesgo para el desarrollo de la hipertensión arterial. Esta disfunción facilita el incremento posterior de la presión sanguínea y contribuyen a lo que se conoce como hipertensión establecida. La hipertensión sin tratamiento es una condición que se auto acelera.

Otra condición de salud que se desarrolla a partir del daño en la pared arterial es la enfermedad arterial periférica. Las personas con enfermedad arterial periférica tienen habitualmente aterosclerosis, una enfermedad en la cual la grasa se acumula debajo del revestimiento de la pared arterial y estrecha gradualmente la arteria. Por definición, la enfermedad arterial periférica, se refiere a cualquier proceso patológico que cause obstrucción del flujo sanguíneo en las arterias, sin contar las arterias coronarias ni los vasos cerebrales. Principalmente, la restricción del flujo sanguíneo ocurre en las arterias de los brazos, piernas, pies, estomago, riñones y pelvis.

Las arterias son los vasos sanguíneos que transportan la sangre que contiene oxígeno, las venas son los vasos sanguíneos que regresan la sangre que ha liberado su oxígeno en los tejidos. La enfermedad arterial periférica es una manifestación de la arterosclerosis sistémica, esto es que incluye a todas las arterias del cuerpo. Aunque los síntomas de esta condición se observen en un área exclusiva del cuerpo, la enfermedad está generalizada. Las personas que la padecen a menudo tienen acumulación de grasa en las arterias del corazón y en las del cerebro, situación de alto riesgo para un infarto o ataque de apoplejía.

Cuando se produce el estrechamiento de una arteria, las partes del organismo que irriga reciben un flujo sanguíneo insuficiente. La consiguiente disminución de la provisión de oxígeno (isquemia) puede manifestarse súbitamente (agudo) o de forma gradual (crónica). Los síntomas más comúnmente asociados con enfermedad arterial periférica son los calambres o el dolor en los muslos, pantorrillas o caderas, los cuales se producen al llevar a cabo actividades físicas (caminar, subir escaleras, hacer ejercicios, etcétera). Sin embargo, en el 75 por ciento de las personas que padecen esta enfermedad, no se presenta síntoma alguno.

El primer síntoma del estrechamiento gradual de una arteria de las piernas es una sensación dolorosa, calambres o cansancio en los músculos de la pierna. Los síntomas generalmente se disipan con reposo (aunque pueden tardar varios minutos en aliviarse). Este “ir y venir” de síntomas se llama “claudicación intermitente”. A medida que la enfermedad se agrava, la distancia que se puede caminar sin sentir dolor se hace cada vez más corta. Finalmente la claudicación aparece incluso en reposo. El dolor habitualmente se inicia en la parte inferior de la pierna o en el pie, es intenso y persistente y se agrava cuando se eleva la pierna. Para sentir algún alivio, la persona puede dejar colgar los pies en el borde de la cama o bien sentarse con las piernas colgando.

Cuando la grasa se ha adherido a las paredes arteriales todo el sistema cardiovascular se encuentra en riesgo. El cerebro no es la excepción del caso. La isquemia (falta de sangre) en el cerebro pude ser de dos tipos: focal y global. La isquemia que se presenta en un paro cardiaco es global, mientras que la isquemia de tipo focal ocurre por oclusión de los vasos sanguíneas que irrigan el cerebro La oclusión arterial pueden ser debido a una trombosis, formación de un coágulo sanguíneo en las arterias cerebrales o del cuello. También pueden ocurrir por una embolia, que es el resultado de la oclusión de las arterias cerebrales por un coágulo proveniente de las arterias cerebrales o del corazón. Una disminución (estenosis) de la luz de las arterias, causada comúnmente por la arterioesclerosis, puede presentar una oclusión focal.

Los riesgos de accidentes vasculares, infarto o apoplejías, junto con los síntomas severos de las personas con claudicación, pueden ser sustancialmente reducidos a través de cambios moderados en las conductas de riesgos y con el tratamiento oportuno. Estos factores de riesgos, consisten principalmente en: fumar, niveles altos de colesterol y triglicéridos, niveles altos de azúcar en sangre, hipertensión, niveles bajos de estrógenos e hiperhomocisteinemia.

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