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Martes, 9 de junio de 2009
La Jornada de Oriente - Puebla -
 
 

 CARPETA 

Empatados

 
SERGIO CORTÉS SÁNCHEZ

Si la elección de los cuatro diputados federales del municipio de Puebla hubiese sido los días 29 y 30 de mayo, los partidos Acción Nacional y Revolucionario Institucional habrían empatado: no obstante las siete décimas de ventaja del PRI sobre el PAN, el margen de error de la muestra (+/– 4.9 por ciento) no permite adjudicar victoria. Dos semanas antes, la ventaja le correspondió al PAN. El aumento del 10 por ciento de los abstencionistas entre marzo y mayo equivale a una declinación de la misma magnitud en las intenciones del voto del PAN y del PRI; en esos meses, el PRD y los otros partidos mantuvieron su nivel de preferencias. La votación efectiva (excluidos los que no votan o no manifestaron intención del voto) expresada en la encuesta de los pasados días 29 y 30 de mayo quedaría así: PAN, 38 por ciento; PRI, 39.5 por ciento, PRD, 15.1 por ciento, y otros partidos, 7.4 por ciento.

La agudización de la crisis económica ha modificado la jerarquía de las identidades partidistas: disminuyen las del PAN y aumentan las del PRI. En la primera semana del pasado mes de marzo, el PRI registró 1.4 puntos más de identidad partidista que el PAN, esa diferencia fue de 5.7 puntos en la última semana de marzo; cuando se inició formalmente la campaña electoral, la identidad del PRI fue 6.1 puntos menor que la del PAN. La cuarentena de la influenza (decretada el 23 de abril) se tradujo en una falta de identidad partidista del 67 por ciento (al 1–2 de mayo) cuando a fines de marzo fue del 43 por ciento, los 24 puntos en que aumentó la ausencia de identidad partidista le significaron al PAN la pérdida de seis puntos y al PRI, de 18 puntos; el partido protagónico fue el héroe de la cruzada contra la influenza tipo A, el partido antagónico fue el corrupto conocido. A fines de mayo, uno de cada dos ciudadanos manifestó que había un partido político que lo representaba y uno de cada cinco se identificó con el PRI y otra fracción igual lo hizo con el PAN. La posibilidad de muertes masivas por causa de la influenza tipo A nos alejó de cualquier reflexión y acción que no fuese la de conservar la salud.

Podemos tener ausencia de identidad partidista, pero no de villano favorito: entre dos terceras partes y cuatro quintos de los ciudadanos tienen un partido por el que nunca votarían. En marzo, el PAN tenía seis puntos más de rechazo que el PRI, misma diferencia observada a fines de mayo. Después del PRD, el PAN es el segundo partido político que registra los mayores niveles de rechazo; durante el amago de pandemia por influenza tipo A, el PAN y el PRD tuvieron menores rechazos. Los antipanistas manifestaron una intención de voto hacia el PRI más alta que la de los antipriistas hacia el PAN y, de los que no se identifican con los partidos, cuatro quintas partes no vota y la quinta parte que manifestó una intención de voto, los que sufragarían por el PRI son un poco más que los que lo harían por el PAN.

 
 
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