Los abuelos son narradores natos, que tienen el don de la palabra por la experiencia acumulada a lo largo de varias décadas; sin embargo, necesitan un espacio, motivación, y sobre todo que los escuchen. Con este antecedente, Armando Trejo Márquez, organizador del Festival Internacional “CuentaLee”, dio a conocer que agruparán a los adultos mayores interesados en contar sus experiencias y anécdotas para formar la primera generación de narradores orales poblanos del proyecto Cuentan los abuelos.
Contextualizando el programa, Trejo aseveró que “la sociedad contemporánea sufre un grave problema de salud de incomunicación, que deja a un lado su principal eslabón: los abuelos, representantes de la memoria viva, la historia, identidad y costumbres de un pueblo”. “Nuestros viejos”, dijo, tienen mucho que contar, y uno de los objetivos que persigue este festival es devolver los espacios que han perdido por la tecnología global.
En su tercer día de actividades, que culminará el próximo sábado 9 de agosto con un magno acto a las 12 horas, en la Biblioteca Palafoxiana, el Festival de Narración Oral llegó ayer a la Casa del Abue, en el contexto de la declaratoria del mes del abuelo.
Ahí, Trejo estuvo acompañado por Yolanda Sáenz, de España; Marcela Sabio, de Argentina, y Pedro Flores y Elsa González, de México, narradores que captaron la atención, por más de una hora, de unos 200 ancianos sin la necesidad de la utilización de un escenario o de la ejecución de una obra teatral: sólo la pura palabra.
“Llegamos a provocarlos, porque sabemos que los cuentos se quedan en los libros y en la memoria, y queremos darles vida con la voz”, comentó, entre un acto y otro.
Y aunque aclaró que no están en contra de la tecnología, contar cuentos representa una alternativa para comunicarse a las nuevas generaciones, más allá de los videojuegos y de los celulares: “Hasta nos ahorramos el psicoanalista, ya que la lectura nos ayuda a clarificar cosas de la vida”; no obstante, comentó que no pretende rayar en lo educativo o moralizante. “La idea es que nos comuniquemos apelando a las palabras”.
A sabiendas de que se trata de un proyecto a contracorriente, en una sociedad que valora más las imágenes, arguyó que la oralidad “nos define como seres humanos”. Por ello, interrogó: “Sí un día fallan los mecanismos, los medios, la electricidad, entonces ¿nos vamos a quedar mudos y en silencio?”
“Ahora –ejemplificó– los chicos se la pasan con el celular más moderno, enviando mensajes que son tan cortos que difícilmente se pueden descifrar, como los códices”. Por eso, destacó la importancia de realizar anualmente este tipo de festivales, donde la palabra sea la única herramienta de persuasión, que llegue a todos los públicos y generaciones.
Por otro lado, Armando Trejo habló de la buena aceptación que han tenido en los diversos lugares, donde se han presentado. “La gente lo está valorando, porque Puebla quiere escuchar y tiene oídos, corazón y razón para los cuentos. Todavía es sensible a algo tan sencillo y simple como la palabra”.
Pero contar cuentos no es tan sencillo, “no significa que sea un arte menor; nosotros llevamos 19 años de realizar este festival en la ciudad de México, con las instituciones más importantes: Conaculta, Casa Lamm, Fondo de Cultura Económica… y hemos ido al Cervantino, al Festival Otoño, de Madrid; al Festival de las Artes, en San José de Costa Rica; al Gran Teatro Cervantes, de Buenos Aires”.
Los narradores se presentan hoy martes en el Hospital General del Norte de Puebla, a las 12 horas, “para que la gente –que esta en situaciones hostiles, con un familiar enfermo– se entretenga y olvide sus penas por un rato”.
Paralelamente a las actividades que realizan en Puebla, también hay narradores en Izúcar de Matamoros, Cholula, Chignahuapan, Zacatlán y Atlixco. Los poblanos “siempre nos quejamos del centralismo que hay en el DF, pero no nos damos cuenta que en ocasiones también nosotros lo ejercemos en nuestro propio estado”.