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Martes, 15 de abril de 2008
La Jornada de Oriente - Puebla - Cultura
 
 

 ARISTAS DE LA CIUDAD  

La Concordia y algunas de sus esculturas

 
 Elvia Sánchez de la Barquera

La historia de la escultura en Puebla se ha ido articulando por diferentes etapas, algunas de las cuales han dejado marcas profundas, ya que desde la propia historia de la ciudad es innegable la presencia de Europa, quien enfrenta e inunda otras culturas y otros continentes durante la colonización. La temática de la escultura y la calidad de su facturación se debe a cada momento histórico, razón por la cual predomina la escultura religiosa durante las primeras centurias de nuestra ciudad, motivo y contexto de su fundación y de su devenir socio–cultural. Tenemos, por otra parte, una gran cantidad de esculturas de elaboración ingenua; pero, además, tenemos muestras de escultura académica que le han dado a Puebla un particular lugar en la historia del arte de México. Por lo general, desde la Colonia y hasta nuestros días, la autoría de las esculturas es ignorada, pues generalmente carecen de firma, incluso, mu-chas veces se desconoce la procedencia, lo que sí se sabe es que la mayoría se realizó aquí por manos autóctonas, viniendo algunas del viejo continente, principalmente de España e Italia.

Dentro de la iglesia de la Concordia, la que fungió provisionalmente como catedral mientras se terminaba de construir la que ahora conocemos, se reconoce a la escultura de San Felipe Neri como obra de José Zacarías Cora, quien ha dejado obra también en el interior de la Casa de Ejercicios de la misma orden. Este escultor fue sobrino de José Villegas Cora, conocido como el maestro o el viejo, ambos originarios de Puebla durante el XVIII. Zacarías Cora, nació y murió en Puebla (1752–1816), domina el tema de cristo crucificado, ya que imprime mucho carácter y movimiento. Tiene obra también en las iglesias de San Francisco, San Cristóbal, Santa Catalina, San Agustín y San Ro-que, y talló esculturas en piedra para la catedral de México. Le caracteriza su trabajo anatómico, rebuscado y acentuado.

Para estas mimas fechas se distinguen escultores a nivel nacional como Dionisio Sancho (segundo director de la Academia de San Carlos), Pedro Patiño Ixtolinque, Mariano Perusquia, Pedro Nolasco de Reyna, José Rodas y el maestro Silvestre, entre otros. En Puebla son contemporáneos los alumnos de Cora el viejo como José María Legaspi, José María Caballero, Juan Lagarto, además de De Basilium y Cristóbal de Sandoval. También destaca Miguel Castillo Rosete, de quien se sabe que contaba con vastos conocimientos en arquitectura, quizá eso le auxilió para lograr retablos, entre los que se pueden mencionar los de San Miguel y el Patriarca de Catedral, y los de Santa Teresa, además del tenebrario de la catedral; deja también obra en la academia y en la Concordia. Muere a los 80 años de edad (1869).

En cuanto a la talla en piedra, la Concordia cuenta, además, con magníficos bustos de medio cuerpo y el trabajo de su púlpito en onix como entre los más destacados de la ciudad. Por otra parte, en la fachada hay esculturas en piedra de cantera que indica la pertenencia religiosa y cuya factura y proporcionalidad les distinguen como anteriores a las que guarda en su interior.

 
 
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