Cada vez que se publican los resultados de la evaluación PISA en educación, se debate intensamente acerca de las causas y los responsables de tan mínimos logros de los alumnos.

¿Con base en qué habrían de mejorarse los resultados? Pareciera que pretendemos que los alumnos mejoren sin que se realicen cambios sustanciales en la estructura educativa. Los ejemplos son variados y se ubican en distintos ámbitos de la educación, pueden ir desde las políticas públicas hasta las condiciones socioeconómicas de los alumnos, pasando por los padres de familia, docentes y directivos de distinto nivel jerárquico.

Concretando, se puede hablar de la realidad material de las escuelas, los presupuestos limitados, algunas que carecen de aulas, sanitarios, laboratorios o talleres, salas de usos múltiples, o de equipo de cómputo, etcétera. Los padres de familia deben aportar para lo más elemental como papelería, gises, borradores, utensilios de aseo, y en general todos los gastos cotidianos.

En cuanto a los docentes, si bien es cierto que en educación básica, mediante la carrera magisterial, hay estímulos, algunos han escalado en salario de manera sustancial, sin embargo, no lo reflejan en su tarea educativa. En ocasiones los maestros dedican tiempo a entrenar para presentar exámenes, dicho de otra manera: al observar que el rendimiento escolar no es el adecuado, diseñan cuestionarios que son proporcionados a los alumnos, quienes habrán de estudiarlos para poder resolver los exámenes mensuales, bimestrales, semestrales, anuales, según corresponda al nivel y modalidad.

El desarrollo de habilidades, de las potencialidades de los alumnos se va quedando en el camino y mientras se los conduce a la memorización, la mecanización sin sentido, que por supuesto, pocas armas habrán de proporcionarles en esta etapa vertiginosa que nos ha correspondido vivir, enmarcada en la globalización y la sociedad del conocimiento, que algunos llaman postmodernidad.

También es importante mencionar que los padres, quienes anteriormente apoyaban a sus hijos en la realización de tareas extraclase, actualmente, debido a la difícil situación económica, tienen necesidad de trabajar fuera de casa, ocurriendo con cierta frecuencia que los chicos se encuentran solos, sin una directriz, abandonados a las imágenes y mensajes de la televisión y los videojuegos, cuyo principal resultado es la enajenación.

¿El sindicato de maestros tendrá también responsabilidad? Esa es una pregunta para el lector, sin embargo agrego otra: ¿Quiénes debieran ser los directores y supervisores escolares? Desde mi punto de vista, los profesores distinguidos por su capacidad y actualidad docente y ¿Quiénes están realmente en esos puestos? ¿Cómo se consigue ese tipo de ascensos? Bueno, no siempre quienes debieran y como debiera hacerse.

Concluyendo, en cuestiones de educación, todos somos responsables, los alumnos, los padres, las autoridades y en general, la sociedad, ninguno queda exento de dicha responsabilidad.

“En corolario de lo expuesto a tales elementos, reitero, no son suficientes para evidenciar la verdad buscada y establecer de manera, en mi opinión, prudente y razonable que, las autoridades de Puebla que intervinieron en los hechos investigados, y que se han adminiculado con todos estos elementos, exista, en mi opinión este concierto de autoridades.

“Lo único que me resta precisar es que si bien en mi concepto hubo violación a las garantía individuales y a los derechos fundamentales de la periodista Lydia Cacho, que a mi juicio, como lo dice el ministro Mariano Azuela, toda violación, toda violación a derechos humanos son graves, esto no se integra en el concepto al que se refiere el artículo 97 de la Constitución Federal [...] Y que si bien existen esas violaciones, tortura psicológica, lo dije, y de que fue víctima la periodista Lydia Cacho, estas violaciones podrían ser reparadas por otros medios y otras acciones judiciales distintas y que no caen dentro de este artículo 97 constitucional.”

Intervención de la ministra de la Suprema Corte de Justicia, Olga Sánchez Cordero, para justificar su voto exculpatorio de las autoridades poblanas en el caso de Lydia Cacho.

Revista Proceso, número 1624, 16 de dic de 2007, p. 49

El pasado 20 de septiembre se envió para su dictamen por la Agencia Española de Cooperación Internacional –en el marco del Programa de Cooperación Interuniversitaria e Investigación Científica (PCI)– el proyecto integral de cooperación entre las universidades de Murcia (UMU) y la UAP para la creación del Centro de Estudios en Planificación del Desarrollo Económico y Social en la Facultad de Economía de la UAP. Una de las actividades contempladas es la apertura de estudios de posgrado referidos a la problemática del desarrollo, como es la Maestría en Desarrollo Económico y Cooperación Internacional, misma que se ofrecería en forma compartida por ambas universidades, contando además con la colaboración de la Complutense de Madrid.

El día de ayer el doctor Eugenio Sánchez Alcazar, coordinador de la Maestría en la UMU, de visita de trabajo en México, nos informó que el proyecto fue aprobado, lo que significa que a partir de enero de 2008 habremos de continuar los trabajos necesarios para que este proyecto, que incluye la investigación conjunta sobre temas del desarrollo, la formación continua, el intercambio de estudiantes y profesores, y la puesta en marcha del doctorado en economía política del desarrollo, se consolide, brindando con ello un apoyo importante para un mayor vinculo entre la BUAP y la sociedad.

Es pues motivo de orgullo para todos los profesores que hemos participado en la elaboración del proyecto, más de 25 catedráticos de ambas instituciones, y una buena noticia de fin de año. Queda por supuesto el trabajo comprometido y constante por venir, de modo que el Centro de consolide en los próximos cuatro años y puedan surgir de allí nuevas oportunidades de cooperación internacional para el desarrollo.

Por parte de la UAP, se ha contado con el apoyo decidido de nuestras autoridades, tanto de la Facultad de Economía como de la rectoría de la universidad y el Departamento de Relaciones Internacionales, lo que ha posibilitado la firma de un convenio de colaboración interinstitucional. Por supuesto queda pendiente la discusión, y en su caso aprobación, por parte de las autoridades respectivas en la UAP. Confiamos en que el proyecto sea bien recibido, ya que se articula muy bien con los postulados del Modelo Universitario Minerva, en términos del compromiso social de la universidad, la formación integral de los estudiantes, el enfoque interdisciplinario y la internacionalización de los estudios e investigaciones.

Con la puesta en marcha de este proyecto, la Facultad de Economía de la UAP toma el reto de promover la discusión, el análisis, la investigación y la elaboración de propuestas alternativas para el desarrollo económico y social del estado y la región. No partimos de cero, pero si esperemos que la trayectoria de los estudios sobre el desarrollo se vea impulsada en los próximos años.