Al mediodía de ayer corrió la versión de que la titular de la Procuraduría General de Justicia (PGJ), Blanca Laura Villeda Martínez, había renunciado. Todo fue una falsa alarma. Lo interesante de este “borregazo” es que la versión se produjo desde la misma PGJ, lo cual es indicativo de que algunos funcionarios de esa dependencia estarían presionando para que haga realidad la anunciada posibilidad de que la funcionaria deje el cargo.
Otro posible cambio en el gabinete estatal que se ha empezado a escuchar con mucha insistencia, es el de Mario Ayón Rodríguez, el titular de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP). Ello como consecuencia de que este funcionario ha demostrado su incapacidad para el puesto que preside, pues nunca ha podido tener el control de las corporaciones policíacas que están bajo su mando y han protagonizado varios conflictos laborales.
Como se recordará, el último paro de agentes de seguridad pública tuvo que ser sofocado desde la Secretaría de Gobernación debido a que los agentes de la Policía Estatal Preventiva desconocieron la autoridad de Ayón y se sentían agraviados porque este funcionario no atendía las quejas acerca de las precarias condiciones laborales de los uniformados. Desde esa ocasión, dicen, en Casa Aguayo se llegó a la conclusión de que el encargado de la SSP, pese a haber sido un alto mando castrense, no tiene ni la sensibilidad ni la pericia para seguir en la posición que ocupa.
Un fuerte rumor es que Ayón podría ser sustituido por el poblano Ardelio Vargas, quien se encuentra desempleado luego de haber sido responsable de un área de la Policía Federal Preventiva que absorbió a la desaparecida Policía Federal de Caminos.
Sobre la PGJ ya es un asunto de dominio público que Blanca Laura Villeda ha pedido en varias ocasiones ser relevada. Su principal argumento es que se siente dañada en su imagen y su vida profesional por el Lydiagate, luego de que ha sostenido que ella no fue la responsable de generar dicho escándalo. Lo cual es real, ya que para nadie es desconocido que el verdadero autor del problema fue Adolfo Karam Beltrán, quien cuando era director de la Policía Judicial fue quien instrumentó algunos de los abusos que se cometieron contra la autora del libro Los demonios del Edén.
Además, se considera que casi es un hecho que el próximo procurador de Justicia será el actual legislador Pericles Olivares Flores, quien de esa manera sería recompensado por haber sido un protector de los intereses de la llamada “burbuja marinista” desde el Poder Legislativo. Y que este cambio se produciría después del 15 de enero, fecha en que Olivares deja de ser diputado y el gobernador Mario Marín Torres rinda su tercer informe de labores.
Lo interesante del rumor que se desató ayer, es que pareciera existir un marcado interés de algunos funcionarios de la PGJ de garantizar que sí se de el cambio de la procuradora, y para ello, estarían buscando de que se cree un ambiente de que en breve se va la funcionaria. Por eso fue el rumor de ayer.
¿Quiénes estarían interesados en esa posibilidad? Unos podrían ser aquellos servidores públicos que no han podido utilizar a la PGJ para cobijar actividades ilícitas, pues si algo debe reconocerle a Blanca Laura Villeda es que más allá de su mal carácter, su insensibilidad y sus constantes yerros como servidora pública, nunca protagonizó escándalos de corrupción.
La otra posibilidad es que mucha gente se siente molesta, agraviada, por el mal carácter, insensibilidad y yerros de la procuradora, que a lo largo del sexenio es quien más dislates ha cometido, por lo menos en lo que se refiere al gabinete estatal.
Incongruencias de Jorge Gutiérrez
El presidente de la Comisión de Desarrollo Social del Congreso local, Jorge Gutiérrez Ramos, mediante una entrevista concedida a este diario cuestionó que hasta ahora no se cree el Instituto de Evaluación y Medición de Marginación y Pobreza (IEMMP), y que se le esté dando un manejo poco transparente, así como político–electoral, al presupuesto de la Sedeso. Más allá de examinar la viabilidad de las críticas del legislador, habría que preguntarse si tiene autoridad para hacer dichos cuestionamientos.
Jorge Gutiérrez fue el candidato del PAN a edil de Atlixco y resultó derrotado, en parte porque muchos ciudadanos estuvieron en desacuerdo en que el ayuntamiento panista de ese municipio se volcó en hacer campaña a favor del abanderado albiazul.
El ahora alcalde electo de Atlixco, el priista Eleazar Sánchez, durante su campaña desplegó mensajes en los cuales cuestionaba la poca obra pública por parte del ayuntamiento y la falta de atención a muchos problemas urbanos y rurales. Como consecuencia de ello, el gobierno de ese municipio pagó docenas de anuncios en radio para atacar al entonces aspirante priista, a quien tildó de difamador y mentiroso.
Esa actitud de la autoridad municipal era muy clara. Jorge Gutiérrez resultó ser un candidato mediocre, que fue impuesto por el oficialismo del PAN y que desde el ayuntamiento se le buscó ayudar para que no perdiera los comicios, objetivo en el que fracasaron los panistas.
¿Cómo se llama a esa actitud? Pues muy fácil, manejo político–electoral del ayuntamiento de Atlixco a favor del PAN. Falta de transparencia en uso de fondos públicos. Pero eso no lo ve Jorge Gutiérrez; solamente ve los defectos de sus vecinos, no los de su propia casa.
Eso es una muestra de incongruencia y ética de un político. Los valores se defienden en lo general, no solamente en casos particulares. Aunque creo que esa diferencia no la entiende Jorge Gutiérrez o finge no entenderla.
Tal parece que este legislador del Partido Acción Nacional está respirando por la herida que le acusó la derrota electoral.
Por cierto, habría que preguntarse: ¿A qué regresó Jorge Gutiérrez al Congreso luego de haber sido derrotado en los comicios de Atlixco y que prácticamente han concluido los asuntos relevantes en el Poder Legislativo?
Pues a seguir viviendo del erario, luego de que este diputado provocó la peor derrota electoral que sufrió el Partido Acción Nacional en el estado: Atlixco, que era el bastión más preciado del partido de la derecha.
