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Jueves, 22 de noviembre de 2007
La Jornada de Oriente - Puebla - Política
 
 

 CUITLATLÁN 

La culpa es de los “Pablos”

 
Fermín Alejandro García
Puebla, Pue.

La suspensión de la asamblea del domingo entrante, en la cual Jorge Elingher, el presidente del Comité Municipal del PAN en Puebla, iba a rendir su informe de labores, es una muestra del tamaño del miedo que este dirigente siente para enfrentar a la militancia panista ante el desastre electoral del 11 de noviembre. Sin embargo, resulta injusto endosarle a este personaje la derrota en los comicios, ya que al final solamente fue una pieza más del engranaje que armó el Yunque.

Los verdaderos responsables de la debacle electorales son tres: los llamados “Pablos”, es decir Pablo Rodríguez y Pablo Montiel, junto con Antonio Sánchez Díaz de Rivera, quienes –aparte de ser destacados miembros del Yunque– formaron una alianza para buscar el poder político en el municipio de Puebla, y como parte de sus estrategias pusieron a Jorge Elingher en la presidencia del partido.

Elingher es un hombre con una merecida fama de empresario honesto y de ser un personaje bien intencionado, pero de mal carácter y que no sabe nada de estrategias electorales.

Por eso fue el conejillo de indias de los “Pablos”, quienes lo pusieron en la dirección del albiazul para poder seguir controlando al Partido Acción Nacional y conseguir sus objetivos de conquistar posiciones en el gobierno de la capital, si es que el PAN ganaba los comicios.

Ahora, Elingher está siendo el centro de los ataques, lo culpan del desastre en las votaciones y lo hacen pasar ridículos, como fue intentar este martes no darle el registro a varios militantes del PAN para que evitar que acudieran a la asamblea del domingo con el infantil e inviable argumento de que: “quienes no habían participado en la campaña electoral no podían participar”. Como no resultó esta fórmula, mejor se decidió suspender el encuentro bajo el argumento de que no había quórum.

El problema de esta situación es que los verdaderos responsables de que el PAN perdiera 2 a 1 frente al PRI en los comicios de hace dos semanas no están siendo señalados, no están en el ojo del huracán, no son cuestionados. Nadie dice algo negativo de los “Pablos”.

Y lo mismo pasa con el candidato perdedor a edil de Puebla, Antonio Sánchez Díaz de Rivera, quien luego de hacer una mediocre campaña ha desaparecido de la escena pública.

Al inicio de la carrera de los “Pablos” como dirigentes del partido, cuando Pablo Rodríguez era el presidente y Pablo Solana el secretario general del Comité Municipal del Partido Acción Nacional, se caracterizaron primero por su escasa pericia para conducir al albiazul; poco tiempo después lo dominaron, sabían al derecho y al revés su manejo; posteriormente se evidenciaron que usaban dicho instituto político únicamente para conseguir otros cargos políticos.

Cuando finalmente el año pasado los “Pablos” dejaron la dirigencia ya se evidenciaba que su poder había disminuido, que el partido albiazul estaba desarticulado.

Fue un espejismo de muchos suponer que había terminado su era. Al revés, lo que inauguraron fue la etapa en que quisieron controlar a Acción Nacional desde afuera del mismo. Para ese propósito pusieron en la presidencia a Elingher y Ana María Jiménez en la secretaria general. Esta última mujer se caracteriza por la debilidad para tomar decisiones y depender de quienes la impusieron en ese sitio.

Los allegados a los “Pablos” decían que conducían las campañas electorales del Partido Acción Nacional mediante un “modelo de democracia dirigida”.

Los resultados de la contienda demostraron es que ese “modelo de democracia dirigida” fue una pifia de los “Pablos”.

Toda esta situación muestra que el PAN está en crisis, que se ha perdido el sentido crítico de muchos de sus militantes, pues resulta que Pablo Rodríguez, Pablo Montiel y José Antonio Díaz García, entre otros, son los mismos estrategas que han provocado varias derrotas electoral del albiazul y nadie ha hecho nada para quitarlos de las posiciones que ocupan.

Por cierto, lo más patético de que se suspendiera la asamblea del próximo domingo es que los delegados a quienes les negaron el registro, tenían como propósito no protestar durante el informe de Elingher.

Solamente se iban a abstener de aplaudir.

Al final pudo más el miedo de Elingher, cuyos allegados supusieron que en la asamblea los inconformes exigirían la renuncia del dirigente y por eso decidieron que no era sano que el presidente del PAN diera la acara a los militantes albiazules.

Ello, pese a que en esa asamblea, por estatutos, no era posible introducir el tema de la permanencia del presidente de Acción Nacional en el municipio de Puebla.

 
 
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