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Puebla > Estado
jueves 6 de septiembre de 2007

ESTÉTICA Y SALUD



El cuidado de las piernas

Rafael H. Pagán Santini

Al cuidar nuestras piernas debemos saber que ellas son parte fundamental de nuestra independencia y que no sólo son la parte del segmento inferior de nuestro cuerpo. Un programa de cuidado que considere los aspectos estéticos y de salud de nuestras piernas tiene que incluir el cuidado de la piel, los músculos y los huesos, sin olvidar la circulación sanguínea (arterias y venas).

La piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo, es el más fino y uno de los más importantes del cuerpo. Forma una separación protectora entre el medio interno del cuerpo y el mundo exterior, muchas veces hostil. Los músculos de la parte inferior de nuestro cuerpo no tan sólo participan directamente en el movimiento también son responsables de producir calor y de apoyar el flujo venoso hacia el corazón. Los huesos, además de darle la estructura al cuerpo, son lugares de almacenamiento de importantes minerales, vitales para las funciones orgánicas.

Cuando se produce un estrechamiento gradual de las arterias de las piernas, el primer síntoma es una sensación dolorosa, calambres o cansancio en los músculos de la pierna con la actividad física. Los síntomas generalmente se disipan con reposo (aunque pueden tardar varios minutos en aliviarse). Este “ir y venir” de síntomas se llama “claudicación intermitente”.

A medida que el estrechamiento se agrava, la distancia que se puede caminar sin sentir dolor se hace cada vez más corta. Finalmente, el dolor aparece incluso en reposo. El dolor habitualmente se inicia en la parte inferior de la pierna o en el pie, es intenso y persistente y se agrava cuando se eleva la pierna. Para sentir algún alivio, la persona puede dejar colgar los pies en el borde de la cama o bien sentarse con las piernas colgando.

Paradójicamente, el ejercicio es el principal tratamiento no farmacológico para este tipo de situación clínica. Los estudios clínicos han demostrado que ejercicios de entrenamiento han ayudado a mejorar el tiempo de caminar libre de dolor en personas con claudicación en un promedio de hasta un 180 por ciento. Los mayores beneficios, para mejorar la habilidad en el caminar, se han obtenidos cuando las sesiones de ejercicio duran más de 30 minutos, estas se llevaron a cabo por lo menos tres veces por semana y cuando las personas caminan hasta casi el punto de inicio del dolor. Este entrenamiento es de una duración de más de seis meses.

Los ejercicios de entrenamiento para reducir la claudicación siguen un patrón de periodos cortos de caminar hasta inducir la molestia de moderada intensidad, con intervalos de periodos cortos de descanso. Las alteraciones fisiológicas, metabólicas, y mecánicas que ocurren durante los periodos de ejercicio parece ser que estimulan una respuesta de adaptación que a ultimadas cuentas reduce los síntomas de claudicación.

Los ejercicios de entrenamiento mejoran el aspecto biomecánico del caminar y su eficiencia metabólica. Las personas que caminan con dificultad, debido al estrechamiento de las arterias, adoptando un patrón de caminar que favorece una mayor estabilidad del paso a expensas de la velocidad. Esta alteración biomecánica desventajosa hace que aumente el consumo de oxígeno al caminar. Consecuentemente, una cantidad determinada de caminata se realiza con un porcentaje mayor de consumo de oxígeno. En personas con claudicación, este aumento en el consumo de oxígeno ocurre al caminar muy poco, pero el ejercicio de entrenamiento mejora estas alteraciones, permitiéndole a la persona mantener un mejor consumo de oxígeno.

Donde mejor se unen las ambiciones estéticas y de salud para nuestro cuerpo es en el ejercicio. Una rutina bien programada deberá estar dirigida al fortalecimiento de nuestros huesos y músculos, mejorar nuestra capacidad de consumo de oxígeno y en mejorar la circulación sanguínea periférica. Para bajar o mantener nuestro peso de forma permanente es necesario comprometerse de por vida con un programa de ejercicios que incluya los aeróbicos y los de fuerza para incrementar o mantener el volumen muscular.

Existe un principio fisiológico que actúa cuando trabajamos nuestro cuerpo y éste es el de la adaptación muscular específica. Los músculos y sus respectivos componentes celulares se adaptarán de forma muy específica a las demandas (estrés de adaptación) que usted les imponga con su entrenamiento. Esto se aplica también a varios sistemas y órganos de su cuerpo, además de los músculos. Si su objetivo es el de fortalecer, moldear y tonificar los glúteos, las piernas y las pantorrillas, usted tendrá que trabajar el segmento inferior de su cuerpo con movimientos de resistencia y peso. Si sus objetivos incluyen beneficios cardiovasculares, entonces usted deberá trabajar la capacidad de consumo de oxígeno de los músculos.

Los riesgos de accidentes vasculares, junto con los síntomas severos de las personas con claudicación, pueden ser sustancialmente reducidos a través de cambios moderados en las conductas de riesgos y con el tratamiento oportuno. Una buena alimentación y un plan de ejercicios pueden salvarle la vida.

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Una mala dieta y el sedentarismo causan problemas de circulación: especialista

El trabajo sedentario, la falta de ejercicio, el exceso de peso y profesiones que obligan a estancias prolongadas de pie son causas que generan molestias ocasionadas por convulsiones de sangre en la piernas. Estas convulsiones pueden ser debidas a que los vasos sanguíneos han perdido su elasticidad a consecuencia de tensiones duraderas y ello dificulta aún más el riego sanguíneo del corazón.

En ese sentido, la cosmetóloga Maribel Guevara recomendó no ingerir comida chatarra, azucares, harinas muy refinadas, y sí priorizar una dieta alta en fibra, así como la realización de ejercicios como la natación, caminar, ciclismo, yoga, tai chi, “actividades que no son muy pesadas, debido al esfuerzo extra que se realiza por el problema de circulación”.

En entrevista con La Jornada de Oriente, la responsable del Spa de Acuática aseguró que el problema de la mala circulación en las piernas, también se asocia a la celulitis y las varices, por lo que sugirió la ejecución de masajes suaves, en ambas extremidades.

“Cuando se presenta problemas de circulación lo recomendable es el masaje sueco tradicional, que es muy delicado y no agresivos como un deportivo o reductivo; el masaje de drenaje linfático; el especial para piernas cansadas, a base de técnicas con lisajes, pocas fricciones y vibraciones, que ayuda a drenar los ganglios para activar la circulación”.

Al respecto, la especialista aclaró que no se recomienda los masajes agresivos, “porque las venas están saturadas y podemos reventar más venas; con ello provocamos más dolor, molestia, hinchazón, y volvemos más crítico el problema”.

Explicó que este problema se presenta a partir de los 20 años de edad, dependiendo de lo sedentarismo del trabajo y del estrés. Aunque también durante el embarazo, especialmente en el último trimestre, cuando se dificulta la circulación y produce mayor retención de líquidos.

En el caso de la edad, dijo, “a mayor edad mayor posibilidad de tener mala circulación”; al tiempo que aseguró que el sexo también influye, ya que “se presenta con más incidencia en las mujeres que en los varones”, siendo el doble de veces más frecuente la aparición de problemas circulatorios en las primeras que en los segundos.

Por lo anterior, aconsejó evitar cruzar las piernas, puesto que predisponen a la influencia venosa; practicar un deporte adecuado como el ciclismo; prevenir las fuentes de calor; realizar duchas de agua fría para aliviar la sensación de pesadez y dolor; evitar el estreñimiento y sobrepeso; utilizar ropa cómoda para no bloquear la circulación; reducir el calzado de tacón; efectuar masaje a las piernas, además de tener en cuenta que la ingesta de anticonceptivos y los embarazos agravan los problemas venosos.

Y propuso, como ejercicios para realizar en casa, andar de puntillas, mover los dedos de los pies, apoyarse alternativamente sobre las puntas de los pies y sobre los talones, mover las puntas de los pies hacia fuera y hacia adentro, acostarse y separar las piernas tanto en horizontal como en vertical.

Cuando a pesar de cuidar nuestros hábitos, persiste la sensación de piernas cansadas, se puede probar con algún tratamiento basado en plantas medicinales o complementos alimenticios especialmente indicado para prevenir y aliviar las consecuencias de un problema circulatorio.

Por otro lado, recomendó moderar el uso de la sal de mesa y el consumo de alimentos muy salados: conservas y semiconservas, salazones, salmueras y encurtidos (pepinillos, cebolletas, aceitunas, etc.), embutidos y patés, pues, “un exceso de sal en la dieta empeora la retención de líquidos y por tanto, agrava posibles edemas (hinchazón) en las piernas”; no obstante, no se debe evitar o limitar en extremo la sal, salvo en casos muy concretos (hipertensión) y siempre bajo supervisión médica y dietética.

De la misma forma, existen estudios que demuestran que una dieta rica en fibra reduce el riesgo de aparición de venas varicosas, pues quienes realizan una dieta pobre en fibra hacen un mayor esfuerzo al defecar, lo que aumenta la presión a nivel abdominal y provoca frecuentemente insuficiencia venosa en las piernas. “Esto debilita tanto las paredes de las venas como la pared del colon o intestino grueso, aumentando el riesgo de aparición de varices o hemorroides”.

Finalmente, recalcó que es necesario beber más agua de lo habitual, porque una adecuada ingesta de líquidos facilita la eliminación de toxinas y la depuración del organismo. “La bebida ideal es el agua, pero también se pueden tomar zumos, licuados de fruta y hortalizas, caldos suaves y sopas, infusiones, que permiten conseguir una adecuada hidratación junto con los alimentos que componen la dieta”. (Yadira Llaven)

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