"Periodismo regional a la medida de su tiempo"

EnviarEnviar ImprimirImprimir

Puebla > Salud
miércoles 2 de mayo de 2007

MEDICINA E INVESTIGACIÓN

Los pies y la diabetes

Rafael H. Pagán Santini

Existe evidencia sustancial que apoyar la idea de examinar a todas la personas con diabetes como medida preventiva para identificar aquellos que están en riesgo de padecer ulceración en el pie. Estas personas podrían beneficiarse de ciertas intervenciones profilácticas, como lo son: la información educativa, la prescripción de zapatos apropiados, el cuidado podiátrico intensivo y la evalución para intervenciones quirúrgicas. A estas conclusiones llegaron el grupo de investigadores que dirige el doctor Nalini Singh al hacer una revisión sistemática de la evidencia disponible en la prevención del pie diabético ulceroso (JAMA, Vol. 293, No. 2).

Las úlceras del pie diabético son llagas o heridas en los pies que afectan a personas con diabetes, una enfermedad en la que las concentraciones sanguíneas de glucosa es anormalmente alta (hiperglucemia). Si una ulcera no se trata y no cura, puede infectarse, esto podría originar la necesidad de amputar el pie, por tal motivo es muy importante la prevención.

Se han identificado varios factores causales en el desarrollo del pie ulceroso. El más importante de ellos es la neuropatía periférica. La hiperglucemia prolongada se relaciona con una lesión de los nervios. Dicha lesión puede provocar pérdida de sensibilidad, deformidades en las extremidades o dolor. La forma más común de esta neuropatía es la simétrica distal, esto quiere decir que ocurre en ambas partes del cuerpo y principalmente en las extremidades inferiores.

El tipo de neuropatía varía según la índole de la fibra nerviosa afectada. Las fibras gruesas son el asiento de pérdida del sentido de la posición y de la vibración, pérdida moderada de tacto leve y alteración de los movimientos voluntarios por pérdida de la sensibilidad. Los síntomas de estas lesiones pueden ser mínimos: sensación de caminar en algodones; el contacto con el piso se siente “raro”; cuando ocurre en las manos existe incapacidad para volver las hojas de un libro o de distinguir entre monedas de diverso diámetro.

En cambio, el ataque de fibras finas se acompaña al principio de dolor y luego de pérdida de la sensación de dolor y de discriminación térmica. El dolor muestra variación en su intensidad y características. En algunas personas, las modalidades descritas han sido: ardoroso, lancinante, “como desgarro”, sordo y mordicante; es decir, como si un perro mordiera los huesos. El dolor suele acompañarse de ciertas distorsiones de la sensaciones, como serían los pinchazos de alfileres y agujas, hormigueo, sensación de frío o ardor. Las extremidades inferiores pueden doler en grado extraordinario al tacto, e incluso cualquier roce de un pelo puede originar dolor intensísimo.

Otro factor causal de las úlceras de pies en sujetos con diabetes, además de la pérdida de la sensación protectora, es la presión elevada ejercida sobre la planta del pie. Esto se relaciona con limitación en la movilidad de la articulación, especialmente en el talón y en otras articulaciones del pie, lo que va desarrollando callosidades en las zonas de mayor presión que luego se ulceran. La pérdida del tono en músculos pequeños de los pies origina desequilibrio entre los flexores y los extensores, lo cual culmina en el clásico dedo en “gatillo–martillo”.

Los traumatismos menores repetitivos, como andar de forma prolongada, arañazos en los pies, pisotones, inmersión del pie en agua caliente, lesiones al cortarse las uñas o usar zapatos apretados es un tercer factor causal del pie ulceroso en el diabético. El exceso de sudoración, la piel con fisuras y sequedad, y el mayor flujo sanguíneo por la presencia de vasos finos generan un medio excelente para que proliferen bacterias y ocurran infecciones. La infección se presenta después de que se produce pérdida de continuidad de la piel, lo cual, en combinación con la falta de una buena irrigación sanguínea profunda en la extremidad inferior, puede originar zonas de gangrena.

En general, las úlceras del pie diabético pueden prevenirse con un control cuidadoso de la hiperglucemia y con la atención cuidadosa de los pies. Sin embargo, la evolución clínica por medio de un especialista puede localizar lesiones neurológicas antes de que presenten síntomas clínicos. Los estudios de conductividad nerviosa son considerados generalmente el criterio estándar para el diagnóstico de neuropatía periférica.

Otra medida preventiva es la evaluación de la presión plantar. Este estudio consiste en medir las áreas de distribución de la carga en los pies al pisar. Esta información puede servir para la hechura del zapato donde se pueda distribuir le carga de forma equitativa evitando así la formación de callos y, por consiguiente, de úlcera.

La prevención de daños irreparables es fundamental para garantizar una mejor calidad de vida. El gasto y el esfuerzo inicial para prevenir las complicaciones, tanto microvasculares como macrovasculares, así como las úlceras de los pies en el diabético redundarán en un ahorro a largo plazo.

Si desea más información sobre esta columna puede escribir al correo electrónico:

[email protected]