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Puebla > Estado
miércoles 2 de mayo de 2007

CARPETA

Bioetanol

Sergio Cortés Sánchez

El trigo, el sorgo, la papa, la remolacha, la cebada, la caña de azúcar y el maíz fueron nuestros alimentos tradicionales. Ahora que existe un avance tecnológico sobre fermentación de azúcar e hidrolización de almidón, la generación de sustitutos del petróleo con base en esos productos se ha privilegiado sobre el consumo con fines alimentarios. Hay un abandono del Estado para apoyar la base alimentaria de su sociedad y, en cambio, se privilegia su transformación en bioenergéticos, como ha sucedido con la caña de azúcar en Brasil y la producción de maíz en EU.

Estados Unidos es el líder mundial en producción de maíz y en subsidios para su producción. No hay gobierno en el mundo que transfiera a sus productores agrícolas la masa de recursos del gobierno de ese país; además, subsidia la exportación de ese grano. El 18 por ciento de la producción de maíz de Estados Unidos se exportó en el año 2005 y el 15 por ciento se uso para producir etanol; para el año 2015, la meta es destinar el 35 por ciento de la producción de maíz de ese país a la producción de bioetanol y 18 por ciento para exportación, lo que se ha traducido ya en aumentos significativo del precio de ese grano. En el último año, el precio del maíz importado de Estados Unidos aumentó en 85 por ciento, lo que se tradujo en un incremento del precio doméstico del maíz y en una alza de mayor magnitud en el precio de la tortilla.

La producción mundial de etanol en el año 2005 fue de 46 mil millones de litros (mml), 16 mml producidos por Brasil y otro tanto por Estados Unidos; para el año 2015, la meta es producir 103.6 mml, de los cuales Brasil aportará 26.4 mml y Estados Unidos 45.8 mml. El aumento de la producción bioenergética es brutal: 126 por ciento en un decenio, lo cuál generará escasez de esos bienes para consumo humano, aumentos incontrolados de sus precios, como ya se observó este año con el incremento del precio del maíz blanco y amarillo y de la tortilla, y severos derroches de energía y de contaminación de suelos y de aguas. Para alcanzar las metas propuestas de producción de bioetanol se utilizarán granos de maíz de alta fermentación y altos contenidos de aceite; se manipularán genéticamente para hacerlos resistente al frío y a la sequía y habrá severo control de plagas, se ampliará la frontera agrícola para dicho producto, con el abatimiento de la producción de otros alimentos, y se requerirán mayores volúmenes de agua para su irrigación.

Los consumidores de etanol son básicamente los países más desarrollados, que son los que más consumen y contaminan: el líder mundial del consumo será Estados Unidos con 45.8 mil millones de litros, le sigue Japón y la comunidad europea con 7.2 y 15.8 mil millones de litros, respectivamente.

El objetivo de los países desarrollados es proporcionarles a sus connacionales un sustituto del petróleo a bajo precio; para ello, es necesario que los países menos desarrollados se aboquen a aplicar los paquetes tecnológicos que se le proporcionen, que se hagan cargo de la infraestructura y financien la instalación bioenergética, que permitan la sobreexplotación del trabajo agrícola, así como la contaminación de suelos y aguas y un usos intenso y gratuito de los mantos acuíferos.

México es un productor importante de maíz, nuestro consumo per cápita es de 306 gramos de maíz diario, lo que nos provee de mil 97 calorías (el 50 por ciento de lo requerida) y 28 gramos de proteína (71 por ciento de lo consumido). Al año consumimos 26 millones de toneladas de maíz, tanto en consumo humano como para uso industrial, y sólo alcanzamos a producir 22 millones de toneladas, ya que no es un producto que sea rentable ni goza de apoyos públicos suficientes que estimulen su producción. Después de 13 años de vigencia del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos hay una menor cantidad de superficie sembrada y una mayor importación. Fue imposible competir con un grano puesto en los principales centros de consumo a 160 dólares la tonelada cuando el producto nacional se ofrecía a 228 dólares la tonelada (FIRA, Encuesta de Rentabilidad, PV2002, OI 2001). Ahora con la producción de bioetanol, el precio internacional aumentó más que el nacional y el Poder Legislativo aprobó una Ley de Promoción y Desarrollo de los Bioenergéticos el pasado jueves 26.

Productores privados generarán bioetanol y se lo venderán a Pemex para su distribución, compete al Estado apoyar a esos productores de maíz y de caña de azúcar con infraestructura, adquisición y operación de plantas de conservación y transformación industrial, equipos y demás insumos requeridos para la siembra. Se subsidiará el insumo para que sea rentable la generación de etanol y México continoe exportando petróleo hacia Estados Unidos. El energético de origen fósil se exportará y el procedente de la agricultura se subsidiará, lo que generará encarecimiento del maíz blanco, que tendrá como referente al maíz amarillo y aumentará el precio de la tortilla y/o reducirá su consumo a menos de siete tortillas diarias.

Los ciudadanos del municipio de Puebla rechazan que los alimentos se utilicen para generar energía alterna al petróleo: 70 por ciento en el caso del maíz y 60 en el caso de la caña de azúcar; proponen como fuentes alternas de energía la procedente del sol y de los vientos, y en el caso de los apoyos públicos a la generación de bioetanol hay división de opiniones en el caso del maíz y aceptación en lo referente al etanol de caña de azúcar. Los bioenergéticos serán un tema que estará en la boca de todos en breve, por sus efectos directos en el gasto alimentario y en lo referente a la soberanía alimentaría y daño al medio ambiente.

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