ENTREPANES

Atemporal

Alejandra Fonseca

Atemporal. No eterna, atemporal: fuera del tiempo, sin tiempo, sin vida, sin muerte. Confundida entre el ayer, el hoy y el mañana. Entre el siempre y nunca. Sin transcurrir ni fluir. Estática. Perpetua. Sin cambios. Atorada en la nada, sin pasos atrás pero tampoco adelante. Sin pararse en la tierra y menos con propios pies. Tampoco en el aire, el viento o el cielo. Y menos en el agua que fluye, fluye, fluye.

Atemporal porque al mismo tiempo se ansía lo que hace falta a la vez de deshacerse de lo que estorba. Atemporal porque se atropellan las pasiones que se acumulan al mismo tiempo en el interior, chocando, confundiéndose, anulándose. Sin orden ni sincronía; sin razón y aún sin sentimiento. Sin pauta, sin pausa y con prisa. Angustiada de que pase todo al mismo tiempo en el mismo espacio pero con ansiedad de que no pase nada en el vacío. Sin tiempo. Sin espacio. Es el sin lugar y nunca, que no es el siempre.

Atemporal no es lo eterno ni lo infinito. Atemporal no es lo mismo que el momento eterno fluido del aquí y el ahora. Es lo sin tiempo, y no es vida porque la vida transcurre en el tiempo, y tampoco es muerte porque la muerte evidencia vida y que hubo tiempo. Muerte que cierra el ciclo que sucedió y lo atemporal no permite que algo suceda.

Atemporal como mariposa atravesada por un alfiler para su exposición, con alas multicolores abiertas. Que fue y ya no es, pero ni fue ni es ni será, sólo está. Atemporal. Como el objeto sin sentido que detiene la nada en el abismo y acumula burdamente el vacío, y estorba, estorba en el sin espacio, en el sin tiempo. Atemporal. Así me siento.