Aquellos tiempos en los que con “bombo y platillo” se anunciaba la adherencia de alguna organización a equis partido político o candidato y la aportación de miles o millones de sufragios, específicamente al Partido Revolucionario Institucional (PRI), han quedado atrás, al menos así lo han hecho notar en las elecciones de los últimos tres sexenios.
Con el proceso de transición democrática en los comicios del año 2000 comenzó la fragmentación del llamado voto corporativo y ahora muchos líderes de esas agrupaciones se duelen del desdén de las propias fuerzas políticas de las que aún son filiales.
Es en este asunto electoral en el que varias dirigencias se han quedado prácticamente solas y esforzándose en mantener su fidelidad partidista, porque sus agremiados ejercen libremente el derecho a sufragar por quien decidan, sin presión alguna ni amenaza como antaño, cuando el apoyo sindical ofrecido sí era real y en bloque.
Con nostalgia rememoran esas épocas del siglo pasado en las que los sindicatos y organizaciones eran manipulados y manipuladores; aquellas en las que sus dirigentes gozaban de privilegios, en las que no solo eran premiados con candidaturas sino las imponían y eran partícipes del clásico dedazo y de una serie de corruptelas, olvidándose de luchar por el bien de sus representados. Aún sucede, pero cada vez son menos.
Es justo en la pasada conmemoración del Día Internacional del Trabajo cuando Justino Hernández Xolocotzi, secretario general de la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC) en Tlaxcala, se quejó porque ahora “no nos pelan (los trabajadores), vaya ni el partido”, y aseguró que el voto corporativo “ya no existe”.
Este escenario en el proceso electoral vigente no es exclusivo de las filiales priistas, las organizaciones locales simpatizantes de partidos de izquierda también son víctimas del menosprecio cupular y de los propios candidatos.
El demérito alcanzó a la Central Campesina Cardenista porque el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) no ha mostrado apertura para incorporarla a la campaña local, aun con su presunta capacidad de cubrir una franja importante de secciones electorales para representarlo en las casillas, según su líder Edilberto Castillo.