Turismo religioso. El secretario de Turismo ha descubierto que este sector económico es importante para Tlaxcala. Profetiza que se verá impulsado por la canonización de los Niños Mártires de Tlaxcala.
Al funcionario quizá le falte revisar la historia de Tlaxcala. Eso le permitiría darse cuenta que la religión ha funcionado como polo de atracción. Encontraría que a lo largo del año llegan a la entidad una multiplicidad de peregrinaciones. Los destinos son Ocotlán, San Miguel del Milagro, Huamantla, etc., etc.
Algunos sacerdotes, con la intención de ampliar la oferta, han invertido a largo plazo. Aunque no con los resultados esperados. Como sucede, por ejemplo, con la barca de la fe en José María Morelos Buenavista.
A pesar de que el turismo religioso es un flujo constante. Es al que menos se invierte y el que más carece de servicios básicos. Basta darse una vuelta por Ocotlán para ver la necesidad de baños públicos. Por citar solo un ejemplo.
El ánimo y el tiempo que se han desplegado con el proceso de beatificación y canonización ha sido suficiente. Porque permitió al gobierno del estado y la iglesia católica prepararse para que esto realmente sea el detonante de un circuito más de turismo religioso.
Es casi seguro que siendo Atlihuetzia el lugar del sacrificio del niño Cristobalito. Ya se encuentre en proceso de construcción o reconstrucción el espacio que se convertirá en el referente para que los creyentes lleguen a Tlaxcala en busca de consuelo y milagros.
Esperemos que al tiempo que se realiza la celebración de la canonización. Se presente el fin de las obras de lo que será el convento, templo, iglesia o capilla de los Niños Mártires de Tlaxcala. De no ser así, el impulso turístico será una llamarada de petate. Solo sirvió para que el secretario de Turismo descubriera el turismo religioso.