Respetar la receta que le enseñó su suegro y hacer con cariño su trabajo son los secretos de Rosa María Durán Mejía, quien lleva 36 años dedicados a la elaboración de pastes de diferentes sabores en su natal Real del Monte, Hidalgo.
“Yo soy de Real del Monte, nacida en Real del Monte, crecida en Real del Monte y la elaboración y venta de pastes me ha dado para vivir, su comercialización es muy agradable, nos divertimos cuando lo hacemos, nos tiene que gustar hacerlo y a la mejor no somos millonarios, pero nos da para vivir”, agrega en entrevista con La Jornada de Oriente esta mujer de 53 años de edad.
Rosa María Durán es secretaria del Consejo Regulador del Patrimonio Cultural Real del Monte Cornwall y estuvo de visita la semana pasada en Tlaxcala, junto con Alejandra Lugo Aguirre, directora general de Promoción, Mercadotecnia y Comercialización de la Secretaría de Turismo de Hidalgo, a efecto de presentar el programa de actividades de la “Feria San Francisco Pachuca 2016”, que se desarrollará del 29 de septiembre al 23 de octubre, y que incluye como evento destacado el Festival del Paste, al cual se espera la llegada de más de 40 mil visitantes.
Menciona que el “Octavo Festival Internacional del Paste” se celebrará en el pueblo mágico de Real del Monte los días 14, 15 y 16 de octubre, para cuando se espera superar el récord del año pasado, al elaborar un paste de 250 kilos, 50 más que en 2015.
–¿Cuál es el secreto de casa para elaborar los pastes?
–Yo siempre voy a decir que es el hacerlos con cariño, la receta me la enseñó el señor Juan Cirilo Márquez, quien trabajó con gente inglesa y esa receta se ha respetado. La receta viene de los ingleses.
Refiere que ella se dedicó de lleno a los pastes al casarse con el hijo de don Juan Cirilo Márquez, pues antes estudiaba la secundaria y corte y confección, “que fue lo que más alcancé a hacer… me siento satisfecha, soy orgullosa de ser realmontese y de ser pastera”.
Rosa María relata que en Real del Monte las personas se dedican a la elaboración y venta de pastes por herencia, “me casé a los 16 años y al llegar a la casa de Juan Cirilo Márquez, mi suegro, quien es el iniciador de Pastes Márquez, me adentré a este mundo”.
“Por accidente o como lo queramos llamar, aprendí el oficio, me enseñaron a hacer los pastes y de ahí ha ido pasando de generación en generación este oficio, primero mi suegro, después mi esposo y su servidora y ahora son mis hijos los que continúan con la tradición de hacer y comercializar el paste y ya mis nietos, que son cuatro niños y que tienen de 8 a 10 años de edad, están aprendiendo también esa labor”, menciona.
Destaca que en la casa pastera de su familia la elaboración es de manera artesanal, no hay maquinaria, todo es de manera manual, “nuestros guisados y mermeladas, todo, están hechos en casa”.
Enumera la variedad grande de pastes que elabora. “Cuando llegué con mis suegros, únicamente hacían el tradicional, que ése jamás se va a perder, que era de papa, frijol y piña, únicamente. A medida que va pasando el tiempo y viendo que la pasta del paste es muy noble, que la puedes rellenar con muy buen guiso, de lo que quieras, ahora ha crecido el surtido y encuentras de papa, frijol, mole rojo, mole verde, tinga, piña, manzana, arroz con leche, zarzamora con queso y crema pastelera que le llamamos budín”.
También se realiza uno que se llama el “estudiante” porque fue creado por alumnos. Ellos sugirieron que se elaborara con carnes frías.
“Eso es lo que tenemos, pero en otras casas pasteras vas a encontrar todavía más de variedad”, anota Rosa María.
–¿Cuántos pastes hace a la semana?
–Va dependiendo de la afluencia de gente, no podemos hacer una cantidad enorme y que se nos quede, aunque el paste para el día siguiente es una excelencia todavía, no es correcto que tengamos paste trasnochado, procuramos ir al día. Entonces va dependiendo, los pastes dulces tardan un promedio de 25 o 30 minutos en cocerse y los salados una hora, como el de papa, porque todo va crudo, es una receta que se ha respetado desde los ingleses, de poner las cosas crudas en el paste.
“Si vemos que se está terminando, bueno, a preparar un poco más”, ahonda.
–¿Cuántos vende por día?
–Vendemos en un buen día unos mil pastes, un domingo por ejemplo, y en un mal día vendemos 50 o 100 pastes. Los pastes cuestan 13 pesos, es un precio muy honroso y nos ayuda para vivir, puntualiza.