Contrario a los objetivos de justicia que planteó alcanzar, el Plan Mérida se convirtió en un retén para la población migrante que pasa por México, pues las agresiones y la persecución en su contra incrementaron, aseveró Elías Dávila Espinosa, representante del albergue “La Sagrada Familia”.
Repasó que en el transcurso de 2017 se ha observado una presencia menor de migrantes, la cual podría llegar a finales de diciembre a aproximadamente tres mil, respecto de los poco más de siete mil registrados el año pasado en esta casa.
“Las políticas hacia migrantes son más agresivas, sobre todo a partir del Plan Mérida (firmado con Estados Unidos en 2008) que supuestamente contribuiría a que el tránsito de esta población por el país fuera en condiciones más dignas, sin embargo, ha funcionado como retén”.
Abundó que en este año se ha recrudecido más la presencia de agentes del Instituto Nacional de Migración (INM) en territorio mexicano, sin embargo a pesar de los obstáculos, estas personas buscan la manera de esquivarlos.
“Aunque haya fronteras y muros ellos dicen que los van a pasar. En cierta manera las leyes son una letra muerta, porque una cosa es el decir las cosas y otra cosa son los hechos, entre ambos hay mucho trecho”, anotó.
Reiteró que mientras haya violencia en países de Centroamérica, particularmente en Honduras, las personas van a seguir en su intento de cruzar hacia Estados Unidos, porque es un objetivo que se han planteado.
“Un migrante nos platicó que venía con su esposa y su niño, pero por Tierra Blanca (Veracruz) los agarró Migración; él se libró y siguió su viaje. Después se comunicó con ella, quien le dijo que tan pronto fue retenida la enviaron junto con su hijo a Honduras”.
En este caso – añadió-, él pudo correr, pero a la mujer con el menor le fue más difícil. Aún así el centroamericano continuó dejando lo más sagrado que es su familia, pues su propósito es mejorar las condiciones en que viven.
Elías Dávila Espinoza remarcó que por estas razones desde hace siete años la casa del migrante en Apizaco abre sus puertas a esta población para brindarle un espacio de descanso y “yo diría de ilusión y de seguridad, donde nadie los persigue”.
Pero – dijo- hacen falta muchas cosas y los gastos son elevados, para proporcionar alimentos y medicinas; pago de luz y gas. Todo lo que implica el mantenimiento de un hogar. De ahí la importancia de las donaciones, “porque siempre estamos con el Jesús en la boca” .
Afirmó que la asociación civil Un Mundo Una Nación (UMUN) trabaja en torno al fomento de una cultura de respeto y hospitalidad al migrante, ya que también hay paisanos que enfrentan alguna circunstancia parecida en Estados Unidos.
“Lo ideal sería que la migración no sea forzada, pero sabemos que eso va a ser casi imposible, por lo que esta casa va a seguir sirviendo. La capacidad es para atender a más o menos 80 personas”, acentuó.