El pasado lunes, en el marco de la Muestra Estatal de Teatro en Tlaxcala, el Colectivo Aurora presentó la obra “Negocio Familiar”, como bien señalan, “el negocio de unos, es el dolor familiar de otros”. Con esta puesta en escena una veintena de jóvenes vuelve a poner en lo público el tema de la trata de mujeres para la explotación sexual, tema que por lo menos desde hace 10 años se colocó como un problema desarrollado en el estado de Tlaxcala y con implicaciones internacionales.
Esta puesta en escena sintetiza las diferentes formas en que los tratantes han venido enganchando a las mujeres, nos muestra la vulnerabilidad de ellas como un elemento importante para ser presas de la trata.
La obra recoge de muy buena manera lo que hemos llamado los componentes principales de la trata de mujeres: Las mujeres víctimas, las familias tratantes, el consumidor y las autoridades vinculadas con las redes. Particular mención merece el papá de una posible víctima, quien paradójicamente durante su vida ha sido un asiduo consumidor de jovencitas víctimas de explotación sexual.
El teatro, sin lugar a dudas, es un medio efectivo para llegar a la mente y corazón de las personas, con mucha facilidad despierta nuestros sentimientos y en ese sentido puede dejar un mayor mensaje, cuestionamiento o reflexión. Cómo no salir odiando al Doberman, heredero del “negocio familiar”, quien con el apoyo pleno del padre y la madre encarna lo que el Dr. Óscar Montiel define en su tesis doctoral como la vieja escuela, una de las etapas más crueles donde las redes familiares basaron su control en la violencia física y el feminicidio; personaje que al mismo tiempo va definiendo las características de la nueva escuela, el enganche a partir de la seducción y el enamoramiento.
La prevención sigue siendo uno de los grandes pendientes de las autoridades gubernamentales, como vemos es la sociedad civil la que, ante esa ausencia gubernamental, va tomando en sus manos la tarea de prevenir desde sus propios medios. Bastaría con que obras como estas tuvieran la apertura de algunos bachilleratos y secundarias para que el mensaje de reflexión sobre la trata de mujeres para la explotación sexual llegara a más personas.
No vemos que en el corto plazo se vaya a erradicar la explotación sexual de mujeres, esto por una serie de factores estructurales como la pobreza que sigue ensanchándose; también porque no hay una política pública que vaya generando cambios en los hombres para dejar de ejercer los diferentes tipos de violencia hacia las mujeres, incluidos el enriquecimiento a partir de la explotación sexual de sus cuerpos y la compra de cuerpos de mujeres víctimas de trata; y finalmente porque a cinco años de haberse aprobado en Tlaxcala la Ley para la Prevención de la Trata de Personas, la política de prevención no ha logrado concretarse ni dar resultados significativos.
En este último sentido y en tanto el Estado no asuma de manera seria su tarea de la prevención, es muy positivo que desde otras lógicas, como es el teatro, se vayan sumando a la sensibilización y prevención de la trata de mujeres para la explotación sexual.
El reto que este tipo de obras tiene es salir de las zonas céntricas del estado y presentarse cerca de donde este problema sigue vigente. Su reto es llegar a los sectores jóvenes en los municipios más afectados por la trata de mujeres y niñas, pues corren un alto riesgo de convertirse en víctimas, tratantes o consumidores. Sabemos que en muchos casos se toparán con autoridades educativas, quienes para no asumir su obligación de prevenir, considerarán un riesgo abrir las puertas de sus escuelas para poder desarrollar esta puesta en escena, pero también estamos seguros que hay muchas escuelas que han desarrollado la sensibilidad suficiente para abrir sus puertas y que la juventud, de una manera muy amena y artística, pueda tener presente este tema tan importante.
Frente a la trata de mujeres para la explotación sexual falta aún mucho camino por recorrer, es una tarea histórica que implica la desmercantilización de los cuerpos de mujeres y niñas; que implica la transformación de esta mentalidad patriarcal que durante siglos nos ha hecho ejercer violencia hacia las mujeres y hacia otros sectores. Esta transformación es una tarea histórica, motivo por el cual es sumamente probable que no alcancemos a ver ese mundo donde las relaciones humanas sean de otro tipo, pero a 10 años de haber participado en esta lucha contra la trata de mujeres y niñas, es un gusto ver algunas luces que surgen más allá de nosotros y nosotras, por ejemplo, en quienes el pasado lunes presentaron esta obra, pero también en las obras que sabemos otros colectivos han montado o están por montar respecto al tema.
En nuestro caminar hemos aprendido que los cambios reales en las personas suceden cuando hay una participación y reflexión constante respecto a un tema, la obra de teatro para quienes participan directamente es un proceso constante de acción y reflexión, esperamos que de aquí en adelante tengan mucho éxito y aporten a la sensibilización, información y reflexión sobre la trata de mujeres y niñas en Tlaxcala, al mismo tiempo esperamos que en ustedes se dé ese cambio frente a este tema tan importante que han decidido presentar a su público, más allá de sus personajes muéstrense coherentes entre sus palabras y sus vidas. Por lo pronto, a mí me sigue resonando esa frase tan cierta de que “El negocio de unos es el dolor familiar de otros”.