Viernes, abril 19, 2024

Nada definido para 2016

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Los resultados de las elecciones del pasado domingo 7 de junio no definen la gubernatura de 2016, aunque si dejan claro diversos escenarios para quienes han hecho de la política su principal actividad, especialmente la económica.

Unos y otros mostraron sus fortalezas y miserias. Quienes arrasaron en la contienda no podrán declararse triunfadores; los casi 95 mil votos alcanzados no les servirán de mucho para asegurar su supervivencia por otro sexenio.

El triunfo no debe engañarlos; las cifras alcanzadas son paupérrimas pese al desmedido apoyo de los gobiernos federal, estatal y de algunos municipios. No pudieron alcanzar más de 30 por ciento del total de la votación. Su músculo mostrado está muy enclenque, sobre todo si se compara con el alcanzado por el actual mandatario que tuvo  46.47 por ciento de las preferencias y más de 213 mil sufragios.

Es más, el triunfo priista puede ser el peor enemigo de éstos, porque la soberbia y la chorcha serán sus peores consejeros. En cambio, los damnificados de la jornada electiva del 7 de junio ya entendieron que solos no podrán derrotar a ese “viejo PRI”, al que Alfonso Sánchez Anaya se comprometió enterrar y no pudo.

La sacudida y sisma que vive la oposición puede ser la misma que los una en un interés común. Dejar esa banca fría y regresar a deleitarse con esas mieles que sólo el poder da.

Si los partidos de izquierda participaran unidos en los próximos comicios, con la votación que lograron, serían la primera fuerza, pues tendrían casi 120 mil votos. Pero unir a las izquierdas es más que complicado, los intereses de poder de quienes los encabezan no permiten visualizar un gobierno compartido, sino un simple reparto de cotos y cuotas de poder, que lejos de unificarlos, los polariza.

Y en el PAN, con su lucha encarnizada y pueril sólo por resolver quién es el jefe de grupo, lo podría llevar a ese sitio que en los noventa tuvo, que era el de una fuerza política marginal, vaya, la dama de compañía de los gobiernos en turno.

En suma y lo que no es nada nuevo, quien pueda constituir una coalición social y electoral amplia tendrá mayores posibilidades de triunfo en los próximos comicios y, desde ahora, los tiradores ya lo deben tener claro, sino pregúntenle a la cuasi diputada federal, Minerva Hernández Ramos, que no pierde el tiempo y seis años después quiere cumplir su anhelo.

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