Medios de comunicación y trata de persona con fines de explotación sexual.

Medios de comunicación y trata de personas con fines de explotación sexual: “Pocas veces el público… presta por demasiado tiempo atención a una cuestión de política. Aun si se trata de un problema persistente y crucial para la sociedad…. De repente surge un problema, sobresale, llama la atención durante un breve tiempo. Y luego –muchas veces sin haber encontrado solución –desaparece paulatinamente del centro de la atención Pública”.

Afirma Downs (1972) “La percepción pública de muchas de las “crisis” de la vida cotidiana social. No tiene mucho que ver con los cambios que ocurren realmente en las condiciones de vida. Más bien, refleja el movimiento cíclico del interés público por ciertas cuestiones. Cuya característica es la alta intensidad de la atención y, a poco, un creciente aburrimiento. Este ciclo de atención tiene sus raíces en la naturaleza de ciertos problemas nacionales. Y en la manera como los medios de comunicación masiva interactúan con el público”.

El ciclo de atención a los asuntos se produce a lo largo de 5 etapas: 1. La etapa anterior del problema, 2. El descubrimiento alarmante y el entusiasmo eufórico. 3. La percepción del precio del progreso. 4. El descenso paulatino de la intensidad del interés del público y 5. La etapa posterior al problema.

Este proceso parece ocurrir. En el caso de Tlaxcala, con el tema de “trata de personas con fines de explotación sexual”. Los medios y académicos descubren el tema, lo ponen en la mesa de discusión. Las publicaciones impulsan a los estudiantes para realizar tesis de grado o posgrado con el tema. Lo ubican en la “opinión pública”. El tema es incluido o se pierde en la agenda. Hasta que vuelve a iniciar otro ciclo de atención.

Medios de comunicación se anticipan a la academia

En enero de 2004. Al inicio del sexenio local panista. Se publica la noticia de que en Nueva York detienen a una banda de traficantes. “Los Lenones” que después cambian de nombre: “Los Carreto”, “Los Calechones”, “Los Romanes”, “Los Padrotes”. “Los Caimanes”, “Los Caleros”, “Los Kalimanes”, “Los Caliches”. “Los Traficantes Popcorn”, “Los Proxenetas”, “Los Cinturitas”, “Los Faraones”. Tlaxcala es convertido en la sede, el ombligo, la cuna… ¡De la esclavitud sexual!

Lo que llama la atención de Landesman, (The Girls Next Door, New York Times , 25-I-04): es que “Al igual que la mafia siciliana, Los lenones tiene sus bases en jerarquías familiares, El padre controla la organización y el dinero, mientras que los hijos y sus primos cazan, secuestran y atrapan a sus víctimas. Estos muchachos dejan la escuela a los doce años y son obligados a cortejar y después violar a una o dos jovencitas de su edad como parte de su entrenamiento inicial, que se basa primordialmente en el arte del secuestro y la seducción.”

En ese mismo año (2004) la Jornada de Oriente-Tlaxcala publica una serie titulada: “Crisis de la comunidad indígena tlaxcalteca. Surgimiento de los proxenetas y la prostitución”. El “trabajo describe la inserción de los indígenas en el mundo de la prostitución de mujeres, desde 1960 hasta el presente. A partir de la obtención de datos etnográficos de 1991 a 2005, entre los nahuas del suroeste de Tlaxcala”.

Medios de comunicación bautizan a Tenancingo como “pueblo de padrotes”

Karen Trejo, (La Opinión 28XI05) describe Tenancingo: “Refugio de al menos mil traficantes de mujeres y niñas utilizadas para escanciar los prostíbulos de las principales ciudades de México y Estados Unidos. El pueblo de Tenancingo se ha convertido en centro importante de la esclavitud moderna en el país. Desde aquí, la región del volcán La Malinche al sur del estado de Tlaxcala, despliega su aridez abrasadora por caminos pedregosos y comunidades míseras de indígenas nahuas. En el pueblo, sus moradores habituados a la vida furtiva andan con premura por las calles y no hablan con gente desconocida”.

Angélica Bautista (La merced: pobreza, vulnerabilidad y comercio sexual, 2006, Indesol, México) registra la voz de una de sus informantes: “En Tenancingo son familias, es como una tradición, así como hay pueblos de pescadores, de ganaderos y de barbacoieros, este es un pueblo de padrotes”

La revista Proceso (Proceso 1503, 25IX05) refiere: “En el altiplano central, a sólo 27 kilómetros de Tlaxcala y a cinco del estado de Puebla se localiza Tenancingo, un pequeño municipio donde los niños y adolescentes varones tienen bien definido su proyecto de vida: dedicarse al lenocinio… Y no es por falta de oportunidades, ni porque los obliguen sus padres. Sino porque el lenocinio es casi una tradición en Tenancingo, desde hace por lo menos dos décadas. Apoyados en su fuerza económica y en sus alianzas. No pocas familias de proxenetas oriundas del municipio han constituido poderosas organizaciones y extendieron sus redes hasta el norte del país y Estados Unidos. Por esa razón, ese pueblo con raíces prehispánicas está considerado como el principal santuario regional –y posiblemente nacional– del tráfico y la trata de mujeres con fines de prostitución. Así como de la explotación sexual de infantes”

Antropólogos, primeros en poner el tema en la cancha académica

En 1993, en el trabajo: “La familia, el grupo doméstico y las reglas de residencia en Acxotla del monte” que se presenta en el Primer Encuentro Nacional de Investigadores en Familia, el antropólogo Osvaldo Romero anota: “Un grupo más reducido, dijeron trabajar como servidoras domésticas. Algunas categorías más del grupo de mujeres son: enfermeras, maestras de educación elemental, comerciantes, profesionistas y prostitutas”.

En 1996, en el Tercer Encuentro Nacional, Romero presenta el trabajo: “Estrategias de reproducción masculina entre los nahuas del suroeste de Tlaxcala, México”; muestra el origen del proxenetismo. “Es de nuestro interés describir la especialización laboral de algunos pobladores que se desempeñan como proxenetas en ocho comunidades del área indicada. Partimos del supuesto que las actividades realizadas por los hombres, en su ejercicio como inducidores de mujeres a la prostitución, forma un nuevo campo laboral que cada vez más amplía su radio de acción y cobra importancia crucial para el sostenimiento económico de grupos familiares”.

Este conocimiento es volcado en el libro “La Malinche. Poder y Religión en la región del Volcán (2002, UAT, Tlaxcala) en cuyas páginas 176-179 da cuenta de: “Los proxenetas: una categoría laboral”. Apunta: “los hombres de diferentes grupos familiares se especializan laboralmente en prostituir mujeres como una forma de obtener dinero; estos proxenetas inducen a mujeres de la región y de otras partes de la república mexicana. El fenómeno da paso con la ampliación de redes laborales y de amistad con sujetos de la sociedad urbana que se dedican a la prostitución femenina, que traban relaciones clientelares con agentes judiciales del gobierno de donde obtienen protección”.

La crítica de los académicos a la forma en que los medios tratan el asunto de la trata

En 2015, Los antropólogos Romero y Romano publican en la Jornada de Oriente-Tlaxcala el artículo denominado: La Trata y lo que dicen los antropólogos, medios informativos y funcionarios públicos. En el que señalan: “En Tlaxcala se ha colocado en la palestra el problema de la Trata con fines de explotación sexual en la región sureste del Estado. Difundido entre varias poblaciones y con variantes significativas sobre las estrategias utilizadas por los proxenetas como el enganchamiento a través de engaños, chantaje, amenaza, compra y el ejercicio de la violencia física ejercida a las mujeres vulnerables que son obligadas a prostituirse.

“No obstante al parecer se ha creado una especie de torre de babel donde los lenguajes se confunden, se traslapan, se descontextualizan en una verborrea un tanto inverosímil y por demás demagógica sin seriedad alguna”.

Resaltan que “los medios informativos, periodistas, noticieros, reporteros tomaron como referencia los estudios aquí señalados para evidenciar el problema de la Trata en la región sureste en Tlaxcala. Muchas veces utilizando estas fuentes con la finalidad de “vender la nota” sacando de contexto las argumentaciones académicas, o utilizando la información con poca seriedad para brindar un panorama ficticio o real sobre los proxenetas. Información que en ocasiones sobredimensiona el fenómeno haciéndolo pasar por algo meramente “cultural” o como un problema que afecta a toda la entidad tlaxcalteca.”