Las acciones anunciadas por el presidente Enrique Peña Nieto para atender el grave contexto en el que los comunicadores realizan su labor social informativa no son ni siquiera “extraordinarias” como las calificó, pues no se compromete a lo principal, que es la aplicación de la ley.
Las “tres medidas extraordinarias” que presentó el pasado miércoles a consecuencia del homicidio de un periodista más –de Javier Valdez Cárdenas– son: otorgar mayor presupuesto y estructura al Mecanismo de Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas; establecimiento de un protocolo nacional de operación ante las agresiones al gremio, y fortalecimiento de la Fiscalía Especial de Atención de Delitos Cometidos contra la Libertad de Expresión (Feadle).
No obstante, ninguna de éstas garantiza una investigación seria y eficaz de los casos de homicidios cometidos contra comunicadores en el país “en posible relación con su labor periodística”, los cuales suman 105 de 2000 a la fecha –de acuerdo con la organización civil Artículo 19–, de los que 31 han sucedido en la presente administración federal.
Está comprobado que asignar mayores recursos y estructura no resuelve una problemática, de ser cierto, ya no habría pobreza en el país, a cuyo combate se destinan cada año, por lo menos así lo pregonan las autoridades, más dinero y personal. Tampoco el fortalecimiento de una instancia asegura que se encontrará y sentenciará a los autores intelectuales y materiales de los homicidios. En ambos casos, esas medidas son afectadas por la corrupción y la impunidad.
Y es el destino que corren las “tres medidas extraordinarias” anunciadas por Peña Nieto y que serán replicadas en los gobiernos estatales, las cuales fueron presentadas por una coyuntura no como una preocupación verdadera de protección al derecho de comunicar y ser informado.
Cada que sucede un homicidio contra un comunicador, las autoridades asientan como línea de investigación “su labor periodística”, pero si de verdad la atendieran, ahí encontrarán la información suficiente para que actúen.