En Tlaxcala, es momento de superar los discursos oficiales, tan cargados de tiranía y revestidos de un compromiso inexistente. Con el pretexto del 8 de marzo, las felicitaciones han abundado, se nos ha dicho a las mujeres que somos capaces, fuertes y extraordinarias y lo más grande de la creación; como si esto bastara para cambiar nuestras condiciones de vida y, peor aún, como si con esto cumplieran con las obligaciones que las autoridades tienen para proteger y garantizar nuestros derechos. Nos regalan flores y frases hechas, pero olvidan que existe un marco jurídico del que son profundamente omisas y negligentes, hasta se creen que nos hacen graciosa concesión por atender demandas en materia de derechos humanos.
Tan coloridos los festejos como infame la invisibilización de lo realmente importante. De qué nos sirve que se suba a tribuna a felicitarnos, a pedirnos que cumplamos como mujeres, a decir que no es cuestión de género, a llamar a la reflexión a los hombres o decir que nos reconocen si son incapaces de impulsar una agenda en común, como atinadamente fue solicitado también en tribuna para que realicen su deber legislativo de armonización con perspectiva de género. De qué sirve tanta palabrería si las y los legisladores no tienen los elementos mínimos para entender de qué se trata la igualdad de género. De qué sirve que la bancada del PRI nos reconozca, si es incapaz de hacer una evaluación poslegislativa al Instituto Estatal de las Mujeres y asumir que durante este sexenio este espacio no ha aportado nada para el real empoderamiento de las mujeres y que es irresponsable en la asignación de presupuesto público a las leyes de acceso a las mujeres a una vida libre de violencia y la de prevención de trata de personas. De qué sirven sus palabras si no se reconoce en Tlaxcala la brutalidad de los feminicidios o que 77.5 de cada 100 trabajadoras no cuente con seguridad social, o la abrumante estadística de embarazos en adolescentes o si se regatea la posibilidad de tener los nombres de mujeres en el muro de honor de su sala de plenos.