Martes, abril 16, 2024

Lobo sin disfraz

Como era de esperarse, después de las falsas promesas, las presiones, el chantaje, la desinformación, la demagogia, las campañas mediáticas, los madruguetes, los distractores, que sacaron atropelladamente las llamadas “reformas estructurales”  impuestas por el FMI, la OMC, la OCDE, Wall Street y los grandes consorcios transnacionales, consumando el mayor robo de la historia a los mexicanos, ahora viene el momento de redactar la “letra chiquita” de las leyes secundarias en las cuales no sólo se revierten las reformas constitucionales, sino que se desvirtúan y se cambian radicalmente  para beneficio del gran capital.

El tiempo apremia para los burócratas en el poder, porque la cruda realidad de los aumentos en los combustibles, en la energía eléctrica, en los alimentos y productos básicos, está desnudando las falsas promesas de que con las reformas (léase la entrega de los recursos y la soberanía) se iba a generar más desarrollo, un mejor nivel de vida; de que con ellas se iba a “mover a México”… sí, pero hacia el precipicio de la precariedad, de la dependencia y del neocolonialismo capitalista; y la población está tomando conciencia del engaño y está pasando a la indignación y los reclamos. Por eso, en esta etapa de reglamentación de las reformas, el lobo se está quitando el disfraz, y de la simulación está pasando a la represión de la inconformidad social por diferentes medios y con diferentes intensidades. Los estados están generando leyes para prohibir las protestas sociales, el Ejecutivo pretende controlar la información y la concertación de las redes sociales en internet, se está reprimiendo con violencia todo tipo de manifestación pacífica; se está criminalizando la protesta social, se encarcelan a líderes de movimientos de oposición a los proyectos neoliberales, a los académicos que los apoyan, a los defensores de los derechos humanos de la sociedad civil. En definitiva, ahora estamos en la etapa de la “guerra sucia” en contra de los movimientos sociales que se organizan en la resistencia al despojo de la nación.

Los casos más patentes son, sin duda, el caso de las autodefensas en Michoacán que han servido de carne de cañón frente a la violencia generada desde el Estado a través de grupos paramilitares, denominados “crimen organizado”, y ahora son criminalizadas, desarmadas y prácticamente entregadas a sus enemigos. El caso de los encarcelamientos de los representantes de grupos organizados de la sociedad civil que se oponen a los megaproyectos de minería a cielo abierto, a la privatización del agua, a los megaproyectos hidroeléctricos y carreteras, en Puebla y Morelos, también son una  prueba del renacimiento de la “dictadura perfecta” que gobernó al país por más de 70 años que ahora regresa “recargada”, financiada por el capital, escudada en un Estado de derecho “formal” a modo, y apoyada en la violencia e inseguridad generadas por sus grupos paramilitares que van desde narcotraficantes hasta infiltrados en los movimientos sociales pacíficos para generar violencia; todo esto sin hablar del asesinato y desaparición de periodistas, y las amenazas a los comunicadores que tratan de sacar a la luz lo que oculta el poder, el trasfondo de la realidad nacional. A esta estrategia, sólo se puede hacer frente con una ciudadanía informada, consciente, organizada y solidaria.

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